Anette Ramírez, del WRI México, afirmó que el éxito de la implementación de la electromovilidad depende superar barreras organizacionales e institucionales
Bosch México, compañía de tecnología automotriz e industrial, organizó el encuentro ‘Electromovilidad para cambiar el futuro de la movilidad urbana’, en el que actores clave del sector privado y de la sociedad civil involucrados en diversos aspectos de la movilidad eléctrica, se dieron cita para analizar los retos y oportunidades de la materia en México.
En dicho evento, Anette Ramírez, gerente de políticas públicas en movilidad del Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), dio a conocer los avances y aprendizajes en política pública derivados del trabajo que el organismo ha realizado al trabajar conjuntamente con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para el desarrollo de la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, así como del trabajo en diversos proyectos de electromovilidad en varias ciudades de México y Latinoamérica.
Ramírez aseguró que la conformación de la agenda de gobierno nacional de electromovilidad en el país es un proceso de cuatro pasos: reconocimiento, adopción, priorización y mantenimiento, y agregó que asegurar el éxito de la implementación de este tipo de movilidad depende de superar ciertas barreras, como el costo de la infraestructura, las características de la tecnología, los modelos de contratación no adecuados, recursos técnicos o financieros, resistencia al cambio o nuevas responsabilidades en las atribuciones vigentes de las instituciones.
“Hay que superar barreras organizacionales e institucionales que van más allá de las barreras más discutidas comúnmente, que suelen ser las de infraestructura o tecnológicas. Los verdaderos cambios suceden cuando el status quo se modifica a través de la convergencia de tres vertientes: saber que una determinada condición no es sostenible a largo plazo, las soluciones que propongamos como especialistas, y que todos los actores relevantes en el tema estén sentados en la misma mesa”, puntualizó.
Ramírez mencionó que en el país existen al menos tres iniciativas para impulsar la movilidad eléctrica a nivel nacional: incentivos para vehículos particulares, la instalación de electrolineras y el desarrollo de la Estrategia Nacional de Electromovilidad. En el caso de la Ciudad de México, las estrategias abarcan modos de transporte masivo e individual como el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, el Trolebús, Tren ligero, Mexicable, taxis y bicicletas de pedaleo asistido.
Destacó que en México “hay un reconocimiento del problema, que hay que estar retomando y reposicionando constantemente. Hay que hacer propuestas en política pública, aunque la alineación política es la parte que no se ha estado cubriendo”, y consideró que se debe comenzar por homologar el propósito de la electromovilidad como solución alternativa a problemas de carácter público.
Anette Ramírez concluyó que la movilidad eléctrica es una cadena de valor más allá del binomio transporte y energía, y que es una oportunidad de transformar el modelo económico, puesto que abarca servicios y crecimiento industrial, la operación del transporte y mantenimiento, la industria de las fuentes renovables, las armadoras de vehículos, el desarrollo tecnológico, la innovación, el emprendimiento y la mercadotecnia, entre otros sectores, que se verían beneficiados con la este tipo de movilidad.