Expertos indicaron que los monumentos no son elementos ‘fijos’, sino objetos sujetos a interpretación, resignificación y transformación
Los monumentos que pueblan plazas y avenidas no son piezas inertes ni intocable, pues su carga histórica, simbólica y política los convierte en objetos de debate contemporáneo.
Así lo afirmó Angélica Velázquez Guadarrama, directora del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al inaugurar las Segundas Jornadas del Seminario ‘Los monumentos públicos en México. El siglo XIX’.
En el evento, la académica subrayó que gran parte de los monumentos decimonónicos surgieron bajo la lógica de los proyectos estatales, pensados para conmemorar episodios como la Independencia, la intervención estadounidense o la Guerra de Reforma.
“Hoy debemos ponderar su papel, preservación y significado en el espacio público, no solo en la Ciudad de México, sino también en otras regiones del país y de Latinoamérica”, señaló.
De lo intocable a lo debatible
Asimismo, Velázquez insistió en que estos referentes urbanos no deben asumirse como elementos ‘fijos’, sino como objetos sujetos a interpretación, resignificación y, en algunos casos, transformación.
Recordó que el monumento a Cristóbal Colón, erigido en 1877, fue retirado en 2021, un hecho que abrió la puerta a repensar cómo se toman decisiones sobre la conservación o remoción de estas piezas.
Otros casos emblemáticos, como el Hemiciclo a Benito Juárez o el Ángel de la Independencia, ilustran cómo los símbolos en el espacio público generan discusiones sociales y políticas sobre identidad, memoria y pertenencia.
Una mirada crítica
Por su parte, Hugo Arciniega Ávila, investigador del IIE y coordinador del seminario, destacó que las tendencias actuales en el estudio del patrimonio buscan acercamientos críticos a figuras como Colón y a otras erigidas en el siglo XIX.
“Algunos monumentos se han convertido en auténticos referentes urbanos; de ahí que cualquier modificación suscite un debate genuino de identidad colectiva”, advirtió.
De igual manera, destacó que el seminario busca no solo reflexionar sobre los valores históricos, estéticos y simbólicos de los monumentos del siglo XIX, sino también generar metodologías que permitan su estudio sistemático y la toma de decisiones más informada en torno a su conservación o resignificación.
Un debate global con eco en México
La discusión sobre qué memorias colectivas deben preservarse a través de los monumentos no es exclusiva de México. En distintas ciudades del mundo, la ciudadanía ha impulsado remociones, resignificaciones y nuevos usos del espacio público para replantear la herencia simbólica.
En este contexto, el IIE-UNAM propone repensar los monumentos no como piezas inmóviles, sino como elementos dinámicos que pueden —y deben— dialogar con las sociedades del presente.
“Parte de lo que se preserva es aquello que una comunidad decide que vale la pena recordar, y cómo quiere hacerlo”, concluyó Velázquez Guadarrama.
