Trayectos generan estrés, desgaste emocional, inseguridad y baja productividad en los usuarios; a pesar de eso, el uso de automóvil crece
Académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Azcapotzalco revelan que el uso del automóvil se entiende como reflejo de ascensión social, mientras que usar el transporte público es visto con inseguridad y rechazo. Así lo explicó Ruth Pérez López durante el seminario ‘Ciudades en transición, nuevas tecnologías y vehículos autónomos’, organizado por el Laboratorio Ciudades en Transición (Labcit) y la Red Académica de aprendizaje, Investigación y Desarrollo de Agentes Autónomos (Raida) de la UAM Unidad Cuajimalpa.
Mediante el estudio ‘Automovilidad en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM)’, que dirigió Priscilla Connolly Dietrichsen y se llevó a cabo con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se identificaron actitudes, comportamientos y representaciones sociales de usuarios de autos particulares y transporte colectivo. Para esto se analizaron normas y valores asociados con la movilidad en la ZMVM.
Posteriormente se aplicaron 56 entrevistas en profundidad con automovilistas y usuarios de transporte público provenientes de tres colonias del Estado de México y cuatro de la Ciudad de México. Jardines de Morelos, Lomas Verdes, Joyas de Cuatitlán, Álamos, Polanco, Granjas Navidad/La Retama y Tláhuac fueron las zonas elegidas para llevar a cabo el estudio.
Los datos arrojados destacaron en primer lugar el desgaste provocado por los trayectos, tanto en vehículos particulares como en colectivos; esto se debe al tránsito y al congestionamiento, respectivamente. Ambos fenómenos producen en los entrevistados ansiedad, desesperación, aumento en los tiempos de viaje; a esto se añaden la sensación de inseguridad y la conectividad deficiente.
Durante su conferencia ‘Prácticas, representaciones y experiencias de la movilidad cotidiana en automóvil en la ZMVM’, la académica resaltó que, de acuerdo con la Encuesta Origen-Destino 2017 del INEGI, se realizan 6.6 millones de viajes diarios en vehículos particulares; el promedio de ocupantes es de 1.5, por lo cual el 68% son viajes de un solo tripulante.
También indicó que el transporte genera cerca del 49% de las emisiones de gases de efecto invernadero; en ese orden, los automóviles producen 17%. Un efecto añadido son los accidentes viales: en nuestro país se registran más de 396,000 anualmente, con una cifra cercana a los 16,000 fallecimientos. A pesar de que los embotellamientos generan estrés, cansancio y desgaste emocional que se traducen en baja productividad laboral, Pérez López enfatizó que el uso del automóvil aumenta cada año.