La nueva política energética mundial apunta ahora hacia un consumo moderado de los recursos. En México, hacia 1997 se consumían en energía 51.7 por ciento en hidrocarburos; 28.8 por ciento en energía hidroeléctrica; 7.5 por ciento en carboeléctrica; 6 por ciento dual; 3.8 por ciento nuclear y 2.2 por ciento eólica.1