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Museo Juan Soriano, innovación arquitectónica

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El recinto unirá el barrio de Amatitlán con el centro de la ciudad, por lo que fue concebido como un puente entre ambos 

“Su arquitectura retoma el contexto existente y potencia las claves del proyecto. A veces, basta el trazo art déco vecino para componer en clave contemporánea; otras, interviene cuerpos coloniales o esqueletos modernos y, en las más recientes, define las condiciones del contexto futuro”, así habla Miquel Adrià al inicio del libro titulado Encajes Urbanos, el cual recopila los trabajos del arquitecto mexicano Javier Sánchez, en el periodo de 2004 a 2013.

Javier Sánchez, egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), director del taller de Arquitectura de JSa, cuenta con un gran repertorio de proyectos que van desde la vivienda, hasta los usos múltiples, pasando por el rescate de edificios antiguos, principalmente ubicados en las colonias Roma y Condesa de la capital mexicana.

Hace tres meses y con una inversión de 200 millones de pesos, en el barrio de Amatitlán en Cuernavaca, Morelos; se dio inicio a la construcción del Museo Juan Soriano en un terreno de 8 mil metros cuadrados y con una construcción total de 6 mil metros cuadrados. Se planea esté listo en el segundo semestre de 2016, coincidiendo con el aniversario número 10 de la muerte del artista mexicano de quien lleva el nombre.

“Lo que tiene de distinto de otros museos es que se retoma la planta baja. Está construido en un terreno fantástico porque tiene una dimensión importante y es lo que llamamos un ‘jardín viejo’, además de un pequeño río que lo atraviesa”, resume Sánchez.

El museo se encuentra a un costado del barrio de Amatitlán y colinda con el centro de la ciudad, por lo que una de las iniciativas de la firma arquitectónica JSa, es convertir el jardín del museo en un puente entre ambas comunidades. “La idea es que si tienes que ir al museo, puedas hacerlo caminando, o que si quieres ir al Zócalo, lo hagas a través del jardín”.

En cuanto a la estructura de la construcción, la planta baja se concibió como un espacio abierto con una corriente de aire natural que funcionará como sala de exposiciones temporales; además de salas de exposición que cuentan con todos los requerimientos para albergar cualquier tipo de obras, y la posibilidad de regular la entrada de luz natural.

“Se trató de limitar el área que tendrá control de humedad y de aire únicamente a las salas porque no hay de otra, pero el resto de los espacios están ventilados naturalmente”, destaca el arquitecto.

Por otra parte, se trató de preservar la mayor parte de los árboles del jardín, por lo que la construcción está situada en la zona que ocupaban dos casas, como perspectiva de sustentabilidad.

“El edificio se transforma en un especie de paraguas, el estacionamiento está debajo de la construcción, porque si lo pones debajo de los árboles, te los echas; se buscó el cuidado absoluto de los árboles, con excepción de unas pocas especies que estaban en la zona en la que construiríamos”.

 

Trabajo intenso

El Museo Juan Soriano no es el único proyecto en el que trabajan Javier Sánchez y su equipo, aunque tiene cerca de 10 por ciento de avance, augura un buen año para él y la firma.

“Tenemos muchos proyectos, estamos haciendo un par de hoteles, uno en Los Cabos y otro en la ciudad de México; un proyecto de casas en San Miguel de Allende, estamos haciendo las oficinas para la ICA y el Centro de Transferencia Multimodal (Cetram) Chapultepec; además del reciclaje de un edificio en Insurgentes al que llamamos ‘La esmeralda’, estamos modificándoles ciertas cosas para volverlo a ocupar”, describió Javier Sánchez.

“Estamos a todo lo que damos, es un buen momento para la oficina, estamos muy ocupados haciendo proyectos muy distintos entre sí, pero siempre con las mismas estrategias”, finalizó.

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Sofia Osorio

Egresada de la Facultad de Estudios Superiores Aragón. Comunicación y Periodismo. Loca y feliz. Suele reírse de todo, dormir en el transporte público y terminar corriendo para llegar a cualquier lugar. Cantante de regadera, bailarina frustrada y chiva de corazón, apasionada por lo que hay que hacer. Enojona, gritona y medio amable con la gente. Su primera oportunidad laboral la tuvo como becaria en la revista Klika y fungió como community manager en Grupo Radio Centro. Actualmente explora nuevos campos del periodismo en Centro Urbano.


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