El organismo reconoce que el reto en materia de gestión territorial es grande. Por ello, dijo, se impulsa una Política de Suelo que parta de una visión social
Desde la perspectiva de José Alfonso Iracheta Carroll, titular del Instituto Nacional del Suelo Sustentable (Insus), 2019 fue un año de grandes cambios. Y es que, aseguró, el equipo del nuevo gobierno se ha concentrado en un punto primordial: “Detener y revertir diversos procesos de descomposición institucional que han asolado al sector por años”.
De manera específica, en el caso del Insus, el funcionario destacó que 2019 representó un proceso de reconfiguración del organismo. Específicamente, detalló, además de impulsar la estrategia de combate a la corrupción, el Instituto ha detonado la profesionalización de los colaboradores del organismo, además de trabajar en el diseño e implementación de una Política de Suelo que permita caminar hacia los objetivos trazados en materia de vivienda y desarrollo territorial.
“En el Insus se está llevando a cabo un combate frontal a la corrupción, mediante acciones directas, pero también impulsando una fuerte y renovada cultura ética. Además, estamos impulsando un proceso para profesionalizar y hacer más eficiente nuestro trabajo, redefiniendo el quehacer institucional respecto a nuestra misión y las funciones que cumplimos, pero también respecto a nuestra estructura organizacional y sus procesos.
“Por otro lado, hemos profundizado la discusión para implementar políticas públicas que reflejen la concepción del territorio y de las ciudades en México que buscamos en esta nueva administración y que son fundamentalmente diferentes respecto a lo que ha prevalecido desde hace muchas décadas”.
En relación a la Política de Suelo, Iracheta Carroll destacó que se impulsa un cambio de visión. Al respecto, explicó, se busca una concepción del territorio en donde se reconozca la función social y ambiental del suelo.
En este sentido, dijo, la intención con este giro en la visión es “garantizar que cualquier decisión pública que se tome respecto a los usos y destinos del suelo debe servir para mejorar las condiciones de vida de la comunidad en donde ocurren, y debe servir para cuidar el ambiente y los ecosistemas”.
“Partimos de la aspiración de tener un territorio ordenado, en el que se garantiza el acceso a la vivienda adecuada a todos los estratos socioeconómicos de la población; el acceso al espacio público, equipamientos e infraestructura adecuados; el acceso a un sistema de movilidad sustentable; el impulso a la actividad económica para generar empleos y, en general, a alcanzar un balance adecuado entre las cargas y los beneficios que genera la urbanización.
“Todos deberíamos recibir los bienes y servicios de calidad que se generan en las ciudades, pero igualmente todos deberíamos aportar lo que nos corresponde para financiarlos. Este proceso inicia, sin lugar a dudas, en la gestión del suelo”, apuntó.
El titular del Insus reconoció que el reto para México en materia de ordenamiento territorial es grande y que los resultados no se darán en el corto plazo. Sin embargo, apuntó, en la actual administración se trabaja para sentar la bases de lo que denominó “un nuevo modelo de gestión de suelo y del territorio”.
“Sabemos que la problemática es de tal magnitud y complejidad, que sería ingenuo asumir que se podrá resolver de un día para otro. Lo que sí podemos afirmar, es que en el Insus estamos trabajando para fortalecer significativamente la capacidad técnica, operativa y financiera, y estamos sentando las bases para lo que consideramos, será un nuevo modelo de gestión del suelo y del territorio”.