Por Horacio Urbano
No cualquiera puede presumir 10 años consecutivos de crecimiento, menos aún cuando el décimo de ellos corresponde al año de la pandemia y menos todavía cuando se reportan con crecimiento TODOS los indicadores que reflejan el desempeño de una empresa.
Pero Ruba lo hizo… Y para poner esto en su justa dimensión, imaginemos una tendencia en que a lo largo de una década cada año es mejor que el anterior y se convierte en un nuevo máximo histórico en términos de utilidades e ingresos.
Sencillamente impresionante…
Del reporte por el cierre del 2020 presentado a la Bolsa Mexicana de Valores por la viviendera fundada en Chihuahua hace más de 40 años, destacan crecimientos de 12.5% en ingresos, 8.9% en Ebitda, 6.3% en utilidad bruta, 6.9% en utilidad neta y 3.5% en número de viviendas escrituradas.
Ya hablando de la estrategia de negocio que provocó este resultado, habría que decir que en gran medida fue resultado de haber mantenido inversiones y el dinamismo de sus proyectos, con base en un programa diversificado que les permitió escriturar 9,699 viviendas en el año, de las cuales, 46% correspondieron al segmento social y representaron 21% de los ingresos, en tanto que el restante 54% de las viviendas correspondió a los segmentos medio y residencial, y representó 79% de los ingresos.
¿Notaron que a pesar de que a pesar de que la mezcla no fue radicalmente diferente, los ingresos sí son marcadamente más altos (y seguramente el margen de utilidad también) en los mercados medio y residencial?
Y bueno… En el reporte destaca ademas el incremento de 8.8% registrado en el precio promedio de venta por vivienda y que va alineado con una tendencia nacional, resultado de las trabas regulatorias y la falta de infraestructuras, que inciden en alzas en el costo del suelo que dificultan la producción de vivienda social y han llevado al sector a incrementar participación en los mercados medio y residencial.
Tema de enorme reflexión, porque es evidente que si no existen condiciones propicias para desarrollar vivienda social, se acelerará el proceso en que los empresarios del sector se alejarán de ese segmento en busca ya no solo en busca de mayores ventas y mejores márgenes, sino buscando ante todo las certidumbres indispensables para invertir en los ciclos de largo plazo inherentes a la industria inmobiliaria.
Esta es una realidad que no se debe menospreciar, porque el hecho es que durante los años recientes ha bajado a mucho mayor velocidad de la deseable el interés de inversionistas y empresarios por la vivienda social y esto enciende los focos rojos en la medida en que de acuerdo con el Registro Único de Vivienda (RUV), los inventarios se agotan y no hay inicio de nuevos proyectos que los puedan recuperar.
El resultado de Ruba nos habla que aún en medio de la pandemia la demanda de vivienda se mantiene, y de que habiendo condiciones propicias la gente sigue buscando la forma de tener su propia vivienda.
Gran resultado de una de las viviendera más grandes e importantes del país y que puede presumir de que en una riquísima trayectoria ha entregado las viviendas en que viven más de 215,000 familias.
La pandemia sigue… Pero en verdad que gusto poder hablar de cosas positivas que siguen pasando pese a ella.