Por Silvia Mejía Reza*
El Macro proyecto Plan Parcial Pajarito “Viviendas con corazón hacia territorios equitativos” que se desarrolló en 2003 en Medellín fue concebido para generar oferta de vivienda para los más necesitados y contar con alternativas para la reubicación de familias asentadas en zonas de riesgo. A 10 años de iniciar el proyecto la zona carece de equipamientos y se percibe la lejanía y exclusión de la población de la ciudad central.
Pajaritos se ubica en el límite occidental de la ciudad de Medellín. Culmina el eje que inicia en la Comuna No. 13 San Javier, una zona de informalidad y pobreza, y la quebrada de la Iguana, zona de informalidad y riesgo.
Este límite de la zona urbana de Medellín donde la población es, en su mayoría, de muy bajos recursos o estratos 1, 2 y 3, como lo denominan en Colombia, se determino como suelo de expansión en el Plan de Ordenamiento Territorial y corresponde al 45 por ciento del suelo disponible para ser urbanizado.
En un inicio se contemplaba la construcción de 27 mil viviendas nuevas de interés social y prioritario en 190 hectáreas; con un énfasis en la dotación del espacio público como elemento integrador, estructurante y factor importante de equilibrio ambiental. Con una revisión del plan se concluyó que no era posible desarrollar las 27 mil viviendas por lo que serán en total 20 mil de las cuales actualmente ya hay cerca de 13 mil construidas, y tres mil en proceso de construcción.
Las viviendas han sido gestionadas por privados y por el Instituto Social de Vivienda y Habitat de Medellín (ISVIMED) y han sido desarrolladas con un esquema de baja ocupación de suelo y un alto aprovechamiento de los terrenos aptos. En materia de equipamientos e infraestructura existen carencias de acuerdo a lo definido en el plan parcial por lo que actualmente se contempla la inclusión de clínicas, escuelas, bibliotecas, equipamientos deportivos, culturales, recreativos, y ambientales.
La zona cuenta con buena infraestructura para el peatón y el ciclista, es accesible en Metrocable, aunque la población residente prefiere el autobús; en Metrocable llegamos los turistas y logramos apreciar la lejanía.
Sin embargo, aunque los proyectos de vivienda son dignos, de buena calidad constructiva y ofrecen una generosa dotación de espacios públicos, en una zona de gran riqueza natural, no dejan de estar segregados de las oportunidades de la ciudad y de otros sectores.
Ya sea Medellín, Barranquilla, Santa Marta o Bogotá, los estratos en las ciudades colombianas si marcanuna pauta en el desarrollo de la ciudad. Las periferias son las zonas que albergan a la población “estrato 1, 2 y 3”. Imposible pensar que pudiera presentarse oferta de vivienda “estrato 4, 5 y 6” en estas zonas que han sido determinadas para atender a esta población.
Esta estratificación y segregación es la política de vivienda nacional vigente. ¿Cuestionable? Sí, porque ¿cuál es la oferta de oportunidades para la población que más lo necesita? Si quieren cerrar las brechas de desigualdad a través de programas sociales, ¿por qué no comenzar siendo incluyentes en la política de vivienda?
Pajaritos, es hoy en día, la extensión de un eje de precariedad, de segregación social que no concuerda con el lema de una política que nació con la idea de ser equitativa e incluyente.
Por lo tanto, no basta con hacer vivienda digna, con espacios públicos de calidad en zonas de gran riqueza natural; también es necesario acercar las posibilidades culturales, educativas y de empleo. Generar proximidad a todo el espectro de oportunidades que ofrece la ciudad consolidada. Fomentar proyectos donde se entretejan las posibilidades y los estratos; y entonces si lograrán consolidar territorios equitativos.
*Silvia Mejía Reza
Mtra. en Arquitectura y Urbanismo