Son los números, los fríos, contundentes y canijos números…
La lectura es simple; la producción y venta de viviendas nuevas va a la baja, con desempeños menores a los que ambos rubros tenían hace una década, mientras, en contraste, el crédito hipotecario bancario mantiene una muy sólida tendencia, con crecimientos anuales de doble dígito en cuanto a recursos colocados.
Son muchos los factores que inciden en el descarrilamiento del Tren de la Vivienda; la falta de apoyos para que a los segmentos de menores ingresos les alcance para comprar su casa; la incertidumbre que provoca que las clases medias reconsideren su decisión de compra; el encarecimiento de suelo, permisos y materiales para la construcción, y la diversificación de esquemas crediticios relacionados con la vivienda.
Pero el caso es que la industria de la vivienda se ha hecho chiquita.
Y esta realidad es mucho más evidente en el número de operaciones, que se ha ido a la mitad de lo que llegó a ser, que en lo que se refiere a los montos de inversión, que se defienden porque muchos empresarios del sector que han salido corriendo de los mercados de vivienda económica, han llegado a los de tipos medio y residencial que ofrecen mayores márgenes y menores riesgos.
La pregunta sería, ¿Quién va a hacer esos miles de viviendas económicas que tanta falta hacen?
Y bueno, si vemos en contraste lo que ha pasado con el crédito hipotecario, habrá que analizar dos vertientes, por un lado, la falta de atractivos para el segmento social, que ha provocado que incluso en Infonavit y Fovissste se hayan elevado los montos promedio de crédito, en tanto que la banca, como siempre ha sido, mantiene la mira en los mercados medio y residencial.
Y el segundo punto tiene que ver con un proceso de maduración de mercado y sistema financiero, reflejado en el surgimiento de una serie de productos crediticios dirigidos a atender ya no solo la adquisición, sino, también, las diferentes necesidades relacionadas con la vivienda.
Y es que hoy, de los más de 150,000 créditos para vivienda otorgados por la banca el año pasado, apenas 88% fueron para adquisición de vivienda, y de ellos, más de la mitad fueron para adquirir vivienda usada (el 12% de créditos no destinados a adquisición, fueron para liquidez, construcción y remodelación).
Y está bien que el sistema financiero tenga ese grado de diversificación en su portafolio, lo que está mal, es que esa diversificación debiera ser correspondida por algo muy similar en la oferta de productos y servicios inmobiliarios, y la falta de viviendas nuevas, limita la posibilidad de que la gente use en la forma más eficiente tan magnífico anaquel de productos crediticios.
Se necesitan viviendas nuevas.
Porque si bien es cierto que hay que aprovechar y consolidar el parque habitacional existente, también lo es el hecho de que para que esto se logre se requiere una oferta suficiente y adecuada de nuevos activos inmobiliarios.
Porque si sigue achicándose la oferta de vivienda nueva, la gente no va a encontrar opciones adecuadas, los precios van a subir y las ciudades no tendrán elementos adecuados para su renovación.
¡YA ESTRENAMOS TEMPORADA DE TELE!
Gracias… En Centro Urbano estamos que brincamos de gusto porque como parte de los festejos por nuestro XX Aniversario, el pasado 2 de mayo estrenamos la Tercera Temporada de Vivienda y Ciudad, la única serie de la televisión mexicana que habla a profundidad y en exclusiva de estos temas.
No nos dejen hablando solos, estaremos transmitiendo los jueves a las 6:30 de la tarde por Efekto Televisión, a través de los canales 234 de SKY, 163 de Totalplay, 125 de IZZi y 159 de Megacable… Y estaremos también en línea desde www.efekto.tv.
Y claro, podrán encontrar todos los programas de nuestras Tres Temporadas y todos nuestros contenidos digítales en centrourbano.com y en el canal de YouTube de Centro Urbano.