Supongo que queda claro que llenar las redes sociales de banderas no es una verdadera muestra de unidad, o no al menos de esas muestras de unidad que construyen fortalezas en lo político, en lo social… Y mucho menos en lo económico.
El momento de evidente coyuntura que vive México exige unión, unión verdaderamente útil y tangible, que se pueda oler, palpar, medir y traducir en acciones dirigidas a fortalecer sectores productivos estratégicos, para proteger así en lo posible, empleo y mercado interno.
Cada sector tendrá que pelear su batalla… Y en el caso de construcción y desarrollo inmobiliario, esa batalla empieza con construir la unión entre los organismos empresariales del sector para, con base en esa unión, vincularse en forma más eficiente con un igualmente unificado sector público.
Puede sonar evidente y fácil… Pero no es así, sería bueno que la voz del sector privado fuera una voz potente y clara, resultado del consenso razonado de sus mayores Cámaras; la de la Construcción (CMIC) y la de la Vivienda (Canadevi), de las Asociaciones de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), y de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), así como del Consejo de Vivienda Sustentable, y del resto de organismos que integran la cadena de valor del sector: valuadores, notarios, ingenieros, arquitectos, y el más completo etcétera.
Sería bueno que la política federal, que tiene como cabeza a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), fuera asumida verdaderamente como propia por estados y municipios, porque con seguridad el avance sería mayor y más rápido si todos, además de remar, lo hicieran en la misma dirección.
Hay que poner todas las banderas que se pueda… Pero como dirían los clásicos, “a Dios rogando, y con el mazo dando”… Vengan las banderas… Pero ojalá lleguen también acciones que verdaderamente construyan unión.
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