Existe un requisito fundamental para que alguien pueda comprar casa… Que haya casas…
Y esto, a pesar de lo baboso que pueda sonar, resulta particularmente importante cuando el mercado ha alcanzado un grado de madurez en que resulta fácil asumir que cada año se pueden vender 500,000 viviendas nuevas.
Simple, Infonavit y Fovissste son instituciones eficientes y muy bien capitalizadas que en conjunto pueden otorgar más de 600,000 créditos hipotecarios, de los cuales 400,000 pueden ser para adquirir viviendas nuevas.
Simple, porque a este poderosísimo motor del sector habría que agregar la aportación de la banca, que sin mayor problema puede otorgar otros más de 100,000 créditos para este fin.
Esto está muy bien… Pero hay que entender que estos créditos permiten fortalecer y dar sentido y estructura a la demanda, pero que para mantener la fuerza y equilibrio del mercado es fundamental mantener el vigor de la oferta garantizando la disponibilidad de financiamiento para la producción de las viviendas.
Es un mercado… Es oferta y demanda… Se requiere la disponibilidad de créditos para que las personas puedan atender su necesidad de vivienda, pero se requiere también que existan créditos que permitan producir al menos un número igual de viviendas a las que el mercado habrá de desplazar.
Asumiendo que el tema de los créditos individuales está garantizado, no está por demás analizar qué tan garantizadas están las líneas de financiamiento que habrán de permitir que los empresarios del sector construyan sus desarrollos habitacionales.
Hay que decir que durante los años recientes el motor de esto ha sido la Sociedad Hipotecaria Federal, que no sólo ha garantizado el fondeo que permite otorgar créditos para desarrollar estos proyectos, sino que además, ha llevado al mercado productos muy interesantes que permiten diversificar las fuentes de este fondeo.
Hay que hablar, por ejemplo, de las garantías o los seguros que otorga la SHF, así como de los esquemas dirigidos a financiar la producción de vivienda en renta o la infraestructura dentro de los desarrollos… Y hay que hablar también de su papel como inversionista en las emisiones de organismos como el Fovissste.
Pero además, en estos años la SHF ha cumplido un importante papel como banca de desarrollo, porque entró a financiar directamente cuando la banca no lo hacía, inyectando un dinamismo al sector que ha permitido e impulsado el gradual regreso de la banca al financiamiento a la producción.
Por eso es tan importante saber qué va a pasar con la SHF… Cuyo futuro es incierto, ante rumores que hablan de su posible fusión con otro banco de desarrollo y en los que nada se dice sobre quién podría ser su próximo director general.
No sobra recordar que si bien la SHF es jugador fundamental del sector vivienda, su adn está en la Secretaría de Hacienda, que nada ha dicho sobre lo que pueda venir para la institución.
Lo deseable es que la SHF siga siendo el un banco de desarrollo para el sector vivienda… Pero incluso más que eso, que Carlos Urzúa, propuesto para ser el próximo Secretario de Hacienda, salga a decir qué pasará con el banco e, idealmente, quién habrá de dirigirlo.
Pero que quede clara una cosa. Si desaparece la SHC se le quita la gasolina al motor que impulsa la producción de vivienda en el país.
Y se manda un mensaje que pudiera provocar que la banca ponga en duda el seguir operando en este sector.
Solo les digo una cosa… De nada servirá que haya créditos individuales para aventar pa’arriba, si quienes los contraten no encuentran casas que comprar con ellos.