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¿Puede la arquitectura garantizar la viabilidad de un futuro urbano?

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Sí. Si reconocemos la importancia de hacerlo y creamos el entorno adecuado para ello, la arquitectura puede garantizar la viabilidad de un futuro urbano.

Por Horacio Urbano*

Yo creo que sí.

Yo sí creo que la arquitectura, a través de los arquitectos por supuesto, pero también a través de todos quienes tienen que ver con la transformación urbana, tienen la capacidad de dar nuevas lecturas a las formas en que vivimos, y traducir esas lecturas en nuevos espacios destinados a dar respuesta a todo tipo de necesidades humanas.

Habitar la ciudad… Vivir la ciudad…Disfrutar la ciudad…

Y creo también, que arquitectura, arquitectos y demás involucrados en estos procesos, tienen además la capacidad de con base en esas nuevas lecturas, transformar buena parte de los espacios ya existentes, para con su reconversión ponerlos nuevamente al servicio de la ciudad y sus habitantes.

Hacer arquitectura para hacer ciudad.

La arquitectura no hace magia

Y aunque el argumento parece irrebatible, es claro que tiene una profunda relación con ecosistemas de orden político, normativo y económico, bajo la base de objetivos de alcance ante todo social, pero muy, muy estrechamente vinculados con otros de orden económico, ambiental y urbano.

Porque la arquitectura no puede hacer magia si quienes la realizan o promueven desconocen los factores determinantes de los modelos de producción y gestión urbana.

Y esto implica que los arquitectos tengan la capacidad de salir corriendo de su zona de confort para reconocer los factores que marcan la pauta de la transformación urbana y tener la capacidad de entenderlos y trabajar con ellos.

Implica también que todos los que tienen que ver con los procesos urbanos tengan muy claro el destino que se pretende alcanzar, para que con la arquitectura y todos los demás medios a su alcance, sean capaces de crear los entornos propicios para alcanzarlo.

En busca de un futuro urbano

Y ello implica que como sociedad tengamos muy clara la necesidad de dar viabilidad a un futuro urbano en un contexto en que cada vez es más grande el porcentaje de población que vive en ciudades de todos tipos y tamaños.

Que tengamos muy claro que las ciudades concentran desarrollo económico, pero también, que son una de las mayores fuentes de contaminación.

Que tengamos muy claro que las ciudades concentran gente y que cada vez más personas migran hacia ellas en busca de las promesas que siempre han significado, pero también, que al mismo tiempo las zonas urbanas agudizan la pobreza y la desigualdad social.

Las ciudades son crueles, se han convertido en artículo de lujo y cada vez se deshumanizan más.

Y en todo ello puede incidir la arquitectura, pero para que eso pase es necesario que todo el ecosistema relacionado con los procesos urbanos tenga claridad en los objetivos y unifique criterios sobre las posibles estrategias y acciones encaminadas a lograrlos.

Volver a los básicos

Se trata de entender que las nuevas construcciones deben estar ubicadas no donde sea más fácil o barato hacerlas, sino en los lugares en que mejor respondan a un proyecto de ciudad que cuide por igual el desarrollo social, que el económico, y que se base en procesos sostenibles y sustentables.

De entender que también se puede construir construyendo menos, en la medida en que seamos capaces de reconvertir activos inmobiliarios cuya vocación ha cambiado.

De entender la urgencia de retomar fundamentales de diseño como las ventilaciones cruzadas o el uso de sistemas tradicionales y locales de construcción, al mismo tiempo que se profundiza en el uso de materiales, tecnologías y modelos de financiamiento cada vez más sustentables.

Salir de la zona de confort

Repito, toca a quienes participan en temas relacionados con la arquitectura, salir de su zona de confortar para entender mejor procesos de gobierno, legislativos, normativos, industriales, económicos y financieros, y tomarlos como base para plantear las nuevas estrategias de transformación urbana.

Toca que los arquitectos dejen de lado ese muy cómodo papel de ser solo muy críticos respecto a procesos en que no quieren o no pueden participar.

Es momento de que en lugar de tomar un cuarto o quinto curso de teoría de la arquitectura, los arquitectos se metan de lleno a entender como funciona la industria del desarrollo inmobiliario.

Quizá sea el momento de que los diplomados sean de finanzas…

Tiempo de ensuciarse las manos

Y por supuesto, si esto aplica para los arquitectos ya en el pleno de su vida laboral, con más razón tendría que verse traducido en los planes de estudio de la carrera de arquitectura de todas las Universidades que la imparten.

Quizá sea momento de que los arquitectos salgan de su zona de confort y dejen su gustado papel de críticos agudos, para mejor ensuciarse las manitas involucrándose en modo mucho más contundente en los sistemas que definen los procesos de transformación urbana.

Quizá sea momento de ver más empresas desarrolladoras inmobiliarias creadas por arquitectos, que respondan a nuevas formas de entender el negocio.

Quizá sea tiempo de ver más arquitectos metidos de lleno en los ecosistemas financiero, gubernamental y legislativo, relacionados con el desarrollo inmobiliario, la generación de vivienda o la transformación urbana.

Un futuro inevitablemente urbano

Arquitectos con una formación actualizada y en posiciones de decisión…

No arquitectos que reconozcan el papel que la arquitectura tendría que tener en el proceso de construir mejores entornos urbanos.

No olvidemos que vivimos tiempos de ciudades.

Pero al mismo tiempo, tiempos de profunda desigualdad y emergencia climática.

No basta con decir que el futuro es inevitablemente urbano si ese futuro es una hoja de ruta al desastre.

Toca crear condiciones que permitan revertir tendencias y que en esa reconversión atiendan los retos de orden social y ambiental que hoy pintan de tonos muy obscuros el futuro.

Sí. Sin duda, si reconocemos la importancia de hacerlo y creamos el entorno adecuado para ello, la arquitectura puede garantizar la viabilidad de un futuro urbano.

*Horacio Urbano 

Presidente de Centro Urbano

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Horacio Urbano

Horacio Urbano es arquitecto. Su experiencia profesional se ha desarrollado en los diferentes ámbitos que definen la industria de la vivienda. En 1999 inició un proyecto editorial dirigido a los sectores inmobiliario y construcción que a lo largo de los años se ha convertido en una poderosa plataforma multimedios y en una verdadera referencia para esta industria. Fundador, junto con la también arquitecta Roxana Fabris, de Grupo Centro Urbano, firma que impulsa y desarrolla una serie de esfuerzos de comunicación relacionados con estos sectores. Como parte de su trabajo en México y el extranjero, ha escrito o participado en una serie de libros especializados, es colaborador de diferentes medios impresos y electrónicos, es activo conferencista y bajo diferentes modelos colabora también con diversas empresas e instituciones públicas y privadas del sector.


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