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La gran olvidada (y la que realmente determina la calidad urbana)

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Por  Itziar Navarro*

Podemos discutir de densidad, de ocupación, de verde o de tipologías.

Pero si hay algo que 𝗺𝗮𝗿𝗰𝗮 𝗹𝗮 𝗱𝗶𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 entre una ciudad que 𝗳𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮 y una que 𝗳𝗿𝗮𝗰𝗮𝘀𝗮, una que está viva y otra dormida, es cómo está diseñada su 𝗿𝗲𝗱 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀… y cómo funciona 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀.

Esto cambia la conversación.

Si ordenamos las grandes “𝗶𝗱𝗲𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱” del siglo XX y XXI según este criterio, el panorama es claro:

𝗟𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗶𝗴𝗻𝗼𝗿𝗮𝗻 𝗼 𝗱𝗲𝘀𝘁𝗿𝘂𝘆𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲

– 𝗦𝘂𝗯𝘂𝗿𝗯𝗶𝗼 𝗮𝗺𝗲𝗿𝗶𝗰𝗮𝗻𝗼 / 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗶𝗳𝘂𝘀𝗮: la calle deja de ser espacio público, es solo acceso a garajes.

– 𝗟𝗲 𝗖𝗼𝗿𝗯𝘂𝘀𝗶𝗲𝗿 / 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱-𝗝𝗮𝗿𝗱í𝗻 𝗩𝗲𝗿𝘁𝗶𝗰𝗮𝗹: la calle se elimina, sustituida por vías rápidas y vacíos verdes residuales.

𝗟𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗹𝗮 𝘀𝘂𝗯𝗼𝗿𝗱𝗶𝗻𝗮𝗻

– 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗰𝗹á𝘀𝗶𝗰𝗮 / 𝗿𝗲𝗻𝗮𝗰𝗲𝗻𝘁𝗶𝘀𝘁𝗮: la calle se concibe como símbolo o escenario monumental, más que como lugar de vida cotidiana.

– 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗝𝗮𝗿𝗱í𝗻 (𝗛𝗼𝘄𝗮𝗿𝗱): la calle pierde centralidad, se convierte en vía secundaria entre viviendas y jardines.

– 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝗴𝗹𝗼𝗯𝗮𝗹/𝗽𝗼𝘀𝘁𝗺𝗼𝗱𝗲𝗿𝗻𝗮: la calle existe, pero queda subordinada a centros comerciales, business parks o nodos privados.

𝗟𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗼𝗹𝗼𝗰𝗮𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗰𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼

– 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱 𝘁𝗿𝗮𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹/𝗺𝗲𝗱𝗶𝗲𝘃𝗮𝗹: la calle es el corazón social y económico, producto directo del movimiento humano.

– 𝗘𝗻𝘀𝗮𝗻𝗰𝗵𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝘀.𝗫𝗜𝗫 (Cerdà-Barcelona, Castro-Madrid, Haussmann-París…): retícula densa y continua, donde cada manzana estructura la vitalidad urbana en las calles.

– 𝗠𝗼𝘃𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗡𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮𝗹 (Hillier, Sintaxis Espacial): la calle se entiende como sistema en red, configuracional, que sostiene comercio, seguridad y vida urbana. No solo conecta: distribuye movimiento y oportunidades.

La 𝗰𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘂𝗿𝗯𝗮𝗻𝗮 ó𝗽𝘁𝗶𝗺𝗮, ese dulce equilibrio, surge cuando la calle es tratada como 𝗲𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝘃𝗶𝘁𝗮𝗹 de la ciudad: conectada, legible, con usos mixtos y fachadas activas.

Una red de calles 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗶𝘁𝘂𝗶𝗱𝗮:

– Favorece la 𝗽𝗿𝗼𝘅𝗶𝗺𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘆 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗮𝗰𝗰𝗶ó𝗻.

– Genera 𝘃𝗶𝘁𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗰𝗼𝗻ó𝗺𝗶𝗰𝗮..

– Crea 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗻𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮𝗹 (“ojos en la calle”, Jacobs).

– Reduce la dependencia del 𝗰𝗼𝗰𝗵𝗲.

Hoy, en pleno siglo XXI, seguimos reproduciendo modelos heredados que ignoran la calle.

La cuestión es si nos podemos permitir seguir así, y a qué precio.

Porque no se trata de qué modelo estético preferimos.

La 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗿𝗲𝗴𝘂𝗻𝘁𝗮 es: ¿𝗰ó𝗺𝗼 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗱 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀? ¿𝗰ó𝗺𝗼 𝗲𝘀𝘁á 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗶𝘁𝘂𝗶𝗱𝗮 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲?

*Itziar Navarro

Urban Analytics y Sintaxis Espacial (Space Syntax)

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