Por Filemón Alonso-Miranda
Me gustan los sitios abandonados, más si están grafiteados. Hubo una época, en los ochentas y noventas, donde los balnearios eran un sueño en la Ciudad de México. Hoy, de ellos sólo quedan los huesos abandonados.
En Chapultepec estaba El Rollo, un balneario de 19,600 metros cuadrados, y Atlantis, el primer delfinario de la ciudad. Inaugurado en 1979 como Aguas Salvajes, El Rollo (antes también La Ola) cerró sus puertas en 2007.
Fue el primer parque acuático de la Ciudad de México con un sistema de motores hidráulicos que formaban olas en la piscina gigante, en la que se llegaron a bañar hasta 3,500 personas en un día.
Durante el gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012) intentaron recuperar las ruinas de los balnearios para convertirlas en las sedes de “las playas urbanas” que el ex jefe de Gobierno promovió durante su administración. Pero los vecinos de la zona se opusieron con el argumento de que las autoridades querían privatizarlo. Hoy está en ruinas.
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Filemón Alonso-Miranda
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