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Espacio público y seguridad: cimientos para un desarrollo con bienestar

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Por Román Meyer Falcón


La transformación urbana como una política de gobierno, tiene impactos directos en la sociedad. Ejemplos históricos lo demuestran: París con las reformas de Haussmann en el siglo XIX que si bien mejoraron la salubridad y ordenaron el espacio público, también eliminaron focos de resistencia social; o el proyecto de Brasilia, de Lucio Costa y Oscar Niemeyer que aunque brindó una capital moderna para la sociedad brasileña, su propio diseño profundizó la brecha entre clases sociales y razas.

Más recientemente, en Colombia, Medellín ha transformado su dinámica urbana mediante la educación, la movilidad y los equipamientos públicos, conectando zonas marginadas con áreas de mayor desarrollo económico y social.

En México también tenemos nuestros propios ejemplos. La reconfiguración del Centro Histórico de la Ciudad de México a principios del siglo XXI impulsó la recuperación del espacio público mediante el reordenamiento del comercio, la promoción de inversiones, la creación de corredores peatonales y la recuperación de edificios históricos.

Estos casos más recientes deben servir como referencia en la toma de decisiones gubernamentales al diseñar e invertir en infraestructura urbana. Ya sea en la provisión de servicios básicos como agua y drenaje, o en la construcción de mercados, escuelas, hospitales y plazas, el diseño del espacio público influye en la convivencia social. No basta con una planificación eficiente: es esencial un proceso participativo que asegure que los proyectos arquitectónicos respondan de la mejor forma posible a las necesidades locales, fomentando la apropiación del espacio, su cuidado y la exigencia ciudadana de mantenimiento adecuado.

La apropiación del espacio público es un factor clave en la generación de entornos seguros y más funcionales. La experiencia latinoamericana ha demostrado que cuando la comunidad se involucra en el diseño, uso y mantenimiento de sus espacios, estos se convierten en lugares de encuentro que fortalecen el tejido social y reducen la percepción de inseguridad. Un ejemplo destacado es el caso de Bogotá, donde, bajo la administración de Enrique Peñalosa, se implementaron proyectos de recuperación de espacios públicos mediante la construcción de parques, ciclovías y bibliotecas públicas, promoviendo la equidad y la integración social.

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI en 2024, más del 60% de la población en México se siente insegura en el espacio público. Este dato subraya la necesidad de vincular la percepción de seguridad con el diseño urbano. La participación comunitaria en la planeación y la calidad de la obra fortalecen la aceptación de las intervenciones. Además, el uso de materiales locales resistentes y duraderos incrementa el sentido de pertenencia y la valoración social de los espacios.

La apropiación del espacio público también pasa por garantizar su uso continuo y su mantenimiento. En muchos casos, los espacios diseñados con altos estándares de calidad fracasan cuando no cuentan con un modelo de gestión adecuado. La experiencia de Curitiba en Brasil, con su modelo de parques lineales y corredores verdes, demuestra que la combinación de infraestructura bien diseñada con estrategias de mantenimiento participativo puede garantizar la sostenibilidad de estos espacios a lo largo del tiempo.

Esta fue la tesis principal en la que basamos el Programa de Mejoramiento Urbano realizado entre 2018 y 2024 por el Gobierno de México. Llegar a colonias y barrios  que nunca habían tenido intervenciones de este tipo para crear nuevos y mejores espacios públicos mediante la gestión con la comunidad y autoridades locales.

La apuesta era también hacia el largo plazo, pues se debía evitar el abandono de estos espacios. En el primer piso de la transformación conseguimos construir casi 1,300 espacios públicos entre deportivos, escuelas, parques, plazas públicas, mercados, centros comunitarios y más.

El programa fue evaluado por el Colegio de México y el Coneval, así como en diversas encuestas a los vecinos del entorno sobre el uso y aprovechamiento. Los hallazgos fueron interesantes. Se fortaleció la cohesión social, el sentido de pertenencia y, sobre el punto de este texto, mejoró la percepción de seguridad en más del 80% de las personas que los usan.

Abordar el complejo tema de la inseguridad en el país también implica reducir las desigualdades urbanas y generar estrategias en las que sociedad y gobierno trabajen conjuntamente para definir las prioridades de desarrollo. Garantizar espacios públicos de calidad, con costos accesibles y procesos transparentes, es una responsabilidad ineludible.

Malecón de Villahermosa (Programa de Mejoramiento Urbano, Gobierno Federal, 2022). Intervención en ambas riveras del Río Grijalva para rescatar áreas de espacio público y aprovecharlas con espacios deportivos, áreas de convivencia, ciclovía, mejora de vialidades, iluminación y vegetación

Malecón de Villahermosa (Programa de Mejoramiento Urbano, Gobierno Federal, 2022). Intervención en ambas riveras del Río Grijalva para rescatar áreas de espacio público y aprovecharlas con espacios deportivos, áreas de convivencia, ciclovía, mejora de vialidades, iluminación y vegetación

*Román Meyer Falcón
Oficina de Arquitectura y Diseño
Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes

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