Por: Jaume Molet Pérez.
A principios de este año inicié un nuevo reto al tomar el liderazgo de Lamudi, el mayor portal inmobiliario del Mundo, este reto no es otro que ayudar a más de 120 millones de mexicanos a encontrar la casa de sus sueños.
Estos primeros meses al frente de Lamudi, me han permitido evaluar al detalle la situación del mercado inmobiliario en México. La recuperación del sector de la construcción desde 2015, sumado al auge del ramo manufacturero en los estados del norte y la consolidación de los rubros financiero en Monterrey y el turístico en la región sur del país, son parámetros que me hacen esperar un futuro próspero para la economía de México y en especialmente el de bienes raíces.
A todo ello, hay que añadir el buen funcionamiento de los Fideicomisos de Inversión de Bienes Raíces (Fibras), que ofrecen mecanismos financieros para los proyectos inmobiliarios en sectores como el turístico, industrial o de hospedaje, lo cual ha permitido establecer los mecanismos necesarios para invertir en el mercado de bienes raíces. Todo esto repercutirá positivamente en una mayor demanda de espacios corporativos y comerciales, consolidando el mercado inmobiliario de la nación.
Sin embargo, también existen riesgos que pueden impactar negativamente en el crecimiento del sector inmobiliario en México. La volatilidad financiera a nivel global debido a la caída de los precios del petróleo, la apreciación del dólar y la inestabilidad en la zona Euro, son indicadores que pueden repercutir en los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) que reciba México en el futuro próximo. Una economía emergente como la de México, cuyas finanzas públicas dependen en buena medida de la industria petrolera, no puede permanecer indiferente ante este contexto.
Está todavía por ver el impacto que tendrá la reciente decisión del Reino Unido por salirse de la Unión Europea, sin embargo, esta decisión podría beneficiar también al sector inmobiliario. Ante la incertidumbre, los inversionistas suelen refugiarse en activos más seguros como el dólar, lo que lo fortalece más frente al peso. Un dólar más fuerte puede ser un incentivo para que los inversionistas trasladen su capital hacia países cuyas monedas locales se hayan debilitado en sus tipos de cambio frente a la divisa estadounidense. No obstante, la llegada de estas inversiones en dólares dependerá de la estabilidad macroeconómica de los potenciales países receptores.
Jaume Molet Pérez es Director General para Lamudi México.
@MoletJaume