Desde el inicio de su gestión Claudia Sheinbaum dejó muy claro que no le gustaba el desarrollo inmobiliario.
Lo dijo cuantas veces y en cuantos foros pudo, y lo demostró con hechos mandando señales en ese sentido a inversionistas, analistas, industria inmobiliaria (y cadenas productivas relacionadas) y sociedad, y frenando al sector con clausuras, cierre de ventanillas de trámites y cambios, muchos cambios en las políticas con que opera el sector.
El resultado fue una severa caída en la producción de la industria inmobiliaria, con la consecuente pérdida de empleos; pero ojo, que más allá del mero efecto en un sector productivo (que de por sí es un grave problema), lo verdaderamente relevante fue la escases y encarecimiento de la vivienda, que tuvo entre sus consecuencias la extinción de la oferta para el segmento social y la inevitable expulsión de chilangos hacia municipios de estados vecinos que ofrecen oferta al alcance de sus posibilidades.
Difícil, si no imposible, trabajar cuando un gobierno se declara abiertamente enemigo de un sector productivo y esto lo traduce en constantes y contradictorios cambios de señales que van del “ya no habrá Polígonos de Actuación”, al “se abrirán 11 corredores al desarrollo inmobiliario, pero sin que ello implique cambios de uso de suelo o Polígonos de Actuación” (lo que es una absurda contradicción), al más reciente; ´Siempre sí habrá Polígonos de Actuación, pero en todos los casos, los proyectos, aun cumpliendo con todo lo que marque la regulación, deberán contar con el visto bueno de los vecinos” (Lo que es de por sí un absurdo, porque es desde la regulación que tendría que haberse tomado en cuenta la opinión de la ciudadanía y no cuando en apariencia un proyecto ya cumplía con todo lo que esta marcaba).
Es evidente que el equipo de Sheinbaum sencillamente no sabe qué hacer en cuanto a planeación urbana y vivienda.
Es evidente también que tampoco han sabido qué hacer con un Instituto de Planeación que ya tendría que estar funcionando, y que es la instancia que debiera encargarse de la urgente actualización de los instrumentos de planeación urbana de la capital del país.
Esto implica noticias muy malas para los chilangos, pero lo peor, es que lo que pasa en la Ciudad de México es apenas un reflejo de lo que pasa en el resto del país, donde cualquier intención de acelerar la implementación de una nueva Agenda Urbana y la recién anunciada nueva política de Vivienda, chocan con la realidad de la falta de voluntad y/o capacidad de quienes gobiernan las ciudades.
Es contradictorio, porque mientras el gobierno federal ha asumido entre sus prioridades el ordenamiento territorial, el desarrollo urbano y la vivienda, los alcaldes, que son quienes en realidad tienen en sus manos la responsabilidad de atender estos enormes retos, parecen vivir en una realidad alterna en que lo que menos importa son estos temas.
Este año habremos de ver sí la Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) puede con este enorme paquete de coordinación institucional, o si seremos testigos de cómo las prioridades del discurso nada tienen que ver con las realidades de los gobiernos locales.
CENTRO URBANO Y EL HERALDO
Iniciamos una nueva sección en el programa de radio: México, Potencia Económica, que conduce Carlos Mota.
Se llama Balance Inmobiliario y es la primera entrega de la alianza entre El Heraldo de México y Centro Urbano.
Nos escuchamos todos los martes a las 5:00pm, por Heraldo Radio, 98.5FM para la Ciudad de México y 100.3FM para Guadalajara.
CENTRO URBANO TV
Cerramos la Cuarta Temporada de la única serie de televisión que habla de estos temas en la televisión mexicana: Vivienda y Ciudad, un programa de Centro Urbano, que tengo el privilegio de conducir.
Pero en tanto regresamos para la Quinta Temporada, los invito a tirarse u maratón con todos los capítulos de las primeras cuatro temporadas y a conocer todos nuestros contenidos digitales en https://centrourbano.com o en https://www.youtube.com/channel/UCzUVKxogV-3-ZZ40plp5W8g , el canal de YouTube de Centro Urbano.