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2024; retos y oportunidades en materia de ciudades y viviendas

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Llega el 2024, nuevo año, y nueva oportunidad de reconocer retos y oportunidades en materia de ciudades y viviendas.

Por Horacio Urbano*

Se nos viene encima un nuevo año. Año político. Ni modo. Tendremos que vivir las complejidades de un entorno en que la política todo lo marca.

Pero el hecho es que ni siquiera el peso de un año político puede minimizar las agobiantes realidades de los grandes retos que enfrenta el país.

Retos que tienen que ver con seguridad, salud, economía y educación, pero que también tienen que ver con ciudades y viviendas.

Porque como sociedad necesitamos ciudades que nos brinden mejores oportunidades de desarrollo, y necesitamos que los consecuentes procesos de transformación urbana se hagan manteniendo eficientes equilibrios entre factores sociales, económicos y ambientales.

Y estos equilibrios están directamente relacionados con la capacidad de generar mejores condiciones de vida a quienes habitan o transitan esas ciudades, y esto, necesariamente implica atender con suficiencia y oportunidad, las necesidades de vivienda de todos los grupos de población.

Vaya pues, el hecho es que ni aun con el pretexto de un año político, podemos perder de vista la necesidad de generar mejores ciudades y mejores viviendas.

Y llegamos a esta encrucijada después de tener un 2023 que no fue bueno ni para el sector vivienda, ni para el desarrollo inmobiliario, ni para los procesos relacionados con la mejora de nuestras ciudades.

Y llegamos a esta encrucijada con la urgencia de reconocer el papel que viviendas, sector inmobiliario y ciudades, tendrían que tener en los procesos relacionados con garantizar nuestra viabilidad futura.

Toca pensar en los factores que provocaron la imposibilidad de haber tenido un mejor resultado, y hacerlo con una clara doble intención; la primera, que las cosas mejoren en el nuevo año, el último del sexenio, y, la segunda, crear al mismo tiempo condiciones que permitan que la próxima administración reconozca la importancia de estos temas, asumiendo retos, estableciendo objetivos de cara al futuro y tomando las medidas necesarias para poderlos alcanzar.

Porqué sí, llega el 2024, nuevo año, y nueva oportunidad de reconocer retos y oportunidades en materia de ciudades y viviendas.

En lo inmediato, toca reconocer que se ha perdido alcance en la capacidad de atender las necesidades de vivienda de los grupos de población de menores ingresos, y que esto tiene que ver con un complejo sistema de factores que han encarecido y dificultado producir vivienda económica.

Se acaba el año y toca reconocer que se han secado los inventarios de vivienda social y que dejó de ser viable reponerlos.

Toca reconocer que si el precio promedio de la vivienda que se construye en el país ha subido, esto tiene como razón fundamental la desaparición de inventarios y líneas de producción de aquella destinada a atender la demanda de los grupos de menores ingresos.

Es bastante simple, porque no es que se haya multiplicado la producción de viviendas de tipo medio y residencial, cuyos inventarios se mantienen conforme a la tendencia de los últimos años, lo que ha elevado el promedio, es la falta de vivienda social.

Y más nos vale entender que el 2024 será otro año sin vivienda social.

No podría ser de otra forma, porque para que la hubiera ya se tendrían que haber sembrado las viviendas económicas que se hubiera pretendido cosechar en el nuevo año.

Y no ha sido así. La siembra no se ha dado.

El verdadero reto para el nuevo año será mantener sin sobresaltos la actual capacidad de atender la demanda habitacional, manteniendo, al menos, el dinamismo que vivió el sector en este año que se acaba, y mantener este dinamismo lo mismo en los programas de los organismos nacionales de vivienda, que en aquellos que se sustentan en los créditos que otorgan la banca y otras entidades financieras privadas.

El verdadero reto está en mantener la viabilidad de que el sector privado mantenga sus inversiones en el sector vivienda.

Porque el hecho es que ya no queda mucho espacio para que la actual administración detone nuevos programas o genere los ajustes regulatorios que harían falta para plantear algunos más.

Repito; el reto para el 2024 será mantener sin sobresaltos la marcha del sector vivienda, manteniendo, al menos, los actuales niveles de producción y financiamiento de vivienda.

Ahora que, la nueva  madre de todas las batallas para los diferentes temas relacionados con ciudades, sector inmobiliario y vivienda, tendría que estar en subir estos temas y sus inmensos retos y propuestas, a las agendas de los candidatos para el montón de cargos que estarán en juego en el 2024.

Sí, habría que esperar que estos temas lleguen a los programas de quienes buscan la Presidencia del país, pero ojo, que también urge que formen parte de las plataformas de quienes buscan gubernaturas, presidencias municipales y cargos legislativos.

Ahí está el reto…

En provocar que estos temas figuren entre las prioridades de candidatas y candidatos, y en que esta prioridad se vea reflejada en propuestas muy bien sustentadas en el trabajo y conformación de sus grupos de colaboradores.

Así pinta la agenda 2024. Como un circo de dos pistas, en que por un lado habrá que garantizar que se mantenga, y en lo posible se fortalezca, la capacidad de atender el reto habitacional de todos los grupos de población y en hacerlo como parte de agendas urbanas bien estructuradas y con una clara visión sustentable, y por el otro, posicionando estas agendas entre las prioridades, propuestas y programas de candidatas y candidatos.

Porque no podemos darnos el lujo ni de que el año próximo sea un año perdido, ni de que él o la próximo o próxima Presidente o Presidenta del país, no tenga entre sus prioridades la agenda urbana y la voluntad de atender el rezago habitacional.

Sería muy triste que estas agendas no formen parte de la visión de alcaldes y legisladores, y que desde las campañas no se hable de la necesidad de un alto grado de coordinación institucional que haga viable implementar y transformar, para bien, las políticas urbanas y de vivienda.

Lo voy a repetir para que quede claro:

  • Necesitamos que el año próximo se garanticen condiciones que eviten que el año político descarrile la marcha del sector vivienda.
  • Necesitamos que candidatas y candidatos tengan clara la necesidad de conformar muy buenas agendas urbanas y de vivienda, pero urge también que reconozcan la necesidad de alcanzar un alto grado de coordinación institucional que haga viable atender debidamente esas agendas.

Llega el 2024, nuevo año, y nueva oportunidad de reconocer retos y oportunidades en materia de ciudades y viviendas.

Un nuevo año. No podemos darnos el lujo de desaprovecharlo.

GRACIAS

Esta es la ultima columna de este agonizante 2023.

Muchas gracias por habernos acompañado un año más.

No encuentro mejor forma de hacer efectivo mi agradecimiento, que refrendar el compromiso de seguir acompañando todos los temas relacionados con el análisis, vinculación y comunicación, de los diferentes retos relacionados con nuestras ciudades, el desarrollo inmobiliario y la vivienda.

Felices fiestas y que el año que llega venga cargado de cosas buenas.

¡Nos encontramos en enero!

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Horacio Urbano

Horacio Urbano es arquitecto. Su experiencia profesional se ha desarrollado en los diferentes ámbitos que definen la industria de la vivienda. En 1999 inició un proyecto editorial dirigido a los sectores inmobiliario y construcción que a lo largo de los años se ha convertido en una poderosa plataforma multimedios y en una verdadera referencia para esta industria. Fundador, junto con la también arquitecta Roxana Fabris, de Grupo Centro Urbano, firma que impulsa y desarrolla una serie de esfuerzos de comunicación relacionados con estos sectores. Como parte de su trabajo en México y el extranjero, ha escrito o participado en una serie de libros especializados, es colaborador de diferentes medios impresos y electrónicos, es activo conferencista y bajo diferentes modelos colabora también con diversas empresas e instituciones públicas y privadas del sector.


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