Durante el año pasado, en Chile, las desarrolladoras certificadas Best Place to Live vendieron viviendas con un precio 7,8% mayor, lo que genera un incremento en la rentabilidad de las empresas
Tomás Cartagena Cortés, fundador y CEO de Best Place to Live, señaló que, en 2013, en Chile, el 80% de quienes adquirieron una vivienda no recomendaban al desarrollador inmobiliario que les vendió, lo que impactaba de manera directa en la rentabilidad de las empresas. Este dato, añadió, evidenciaba un punto clave: la importancia de la satisfacción del cliente en el mercado inmobiliario.
Por ello, decidió crear el sello Best Place to Live, que certifica la satisfacción de los clientes a partir de diversos aspectos, con el objetivo de dar a conocer la experiencia de los compradores durante el proceso. Esto, explicó, amplifica la confianza de futuros clientes y la rentabilidad de las empresas.
“El sello de Best Place to Live funciona como un amplificador de recomendación de marca. Esa empresa, a través de los clientes que ya vivieron su experiencia, les permite superar un estándar de satisfacción y eso entonces les genera más ventas y, al generarle más venta logran capturar estos clientes que tienen una mayor disposición a pago por calidad. Por ende, son empresas más rentables”, explicó.
La certificación contribuye a que las desarrolladoras inmobiliarias sean más rentables al tener más clientes satisfechos. El sello abarca diversos segmentos y tipos de vivienda, ya que la satisfacción está relacionada con la correspondencia entre el producto ofrecido y el recibido, sin importar sus características.
En entrevista con Centro Urbano, Cartagena Cortés destacó que las recomendaciones siempre han sido relevantes para las desarrolladoras; sin embargo, hoy tienen un mayor peso, ya que las generaciones más jóvenes representan la mayor parte de los compradores y basan sus decisiones en las experiencias de otras personas.
“El 63% de las personas que están comprando vivienda en Latinoamérica son millennial y centennial, y casi el 90% de ellos compra revisando las reseñas y el estándar de las empresas. Y hoy día, Best Place to Live se ha transformado en el estándar latinoamericano de satisfacción de cliente en el sector inmobiliario residencial”, explicó.
En ese contexto, Cartagena Cortés subrayó que la certificación ha contribuido a generar empresas más rentables al aumentar el número de clientes satisfechos. Así, durante el año pasado en Chile, las desarrolladoras con el sello Best Place to Live lograron vender sus viviendas con un precio 7.8% mayor. En ese país, el portafolio administrado por la marca representa el 15% de los desarrollos.
“Nosotros administramos o tenemos en venta el 15% de los desarrollos con certificados Best Place to Live, pero vendemos cerca del 21% las unidades, y eso ya te muestra que tenemos una absorción muchísimo más fuerte”, detalló.
¿Qué evalúa la certificación?
Tomás Cartagena detalló que el sello hace una evaluación exhaustiva de diversos aspectos relacionados con el comportamiento de las empresas y la experiencia de los clientes durante el proceso de compra.
En primer lugar, la certificación considera las características de relacionadas con las viviendas y los desarrollos.
“Nosotros medimos todo lo que la desarrolladora le ofrece al cliente. Por un lado tenemos la vivienda, que puede ser una casa o un departamento. Por otro lado, tenemos el edificio, desarrollo o la urbanización. Por otro lado, tenemos la amenidad”, indicó.
Asimismo, evalúa la atención y experiencia del cliente respecto al trato de las empresas.
“El cliente, desde la desarrolladora, recibe tres elementos de servicio que son muy importantes: la experiencia vivida en la gestión de ventas; el proceso de entrega de la vivienda, porque entregar una vivienda no es ‘toma, aquí están las llaves y ya’, hay que explicarle al cliente y capacitarlo respecto a los elementos que tiene la vivienda; y aparte evaluamos la posventa”, enumeró.
Indicó que esta visión 360° le permite a la certificación comparar a la empresa, comprender sus estándares de satisfacción y, de esa manera, ayudarle a superar el estándar de cada país.
Best Place to Live en México
Best Place to Live trabaja con cerca de 160 desarrolladoras en 10 países, de las cuales solo 64 cuentan con la certificación. La firma inició operaciones en 2013 en Chile y, en 2023, incursionó en el mercado inmobiliario mexicano. Actualmente, 17 empresas están conectadas a su plataforma de evaluación.
“Y México ya se transformó en el tercer país con mayor cantidad de desarrolladores certificados Best Place to Live, que son cinco empresas donde tenemos dos jugadores muy importantes del sector como es Grupo Sadasi y Tierra y Armonía de Guadalajara”, comentó Tomás Cartagena.
El sello tiene presencia en ocho estados del país y, en la Ciudad de México, ha verificado desarrollos en Benito Juárez, Cuauhtémoc, Juárez y Polanco.









