Jugamos con el destino, y ni modo, llegó la hora de pagar una factura que nos empeñábamos en negar. No habrá agua; ahora sí, que empiecen los juegos del hambre. Por Horacio Urbano*
El reto habitacional no implica que todos sean propietarios y lo sensato es asumir el objetivo de dar soluciones puntuales a las necesidades muy específicas de cada grupo de población. Por Horacio Urbano*
Es simple, para la población de menores ingresos las viviendas se han vuelto inalcanzables y la posible respuesta es evidente; hay que volver a pensar en el subsidio a la vivienda. Por Horacio Urbano*
Se volaron la barda; los Chicago White Sox tendrán un nuevo estadio con adn profundamente urbano, en tanto que los parisinos confirman estar en guerra con el automóvil y en favor del medio ambiente. Por Horacio Urbano*
El Día Nacional de la Vivienda tendría que ser un poderoso llamado a la acción en favor de sumar voluntades y esfuerzos para salir juntos en busca de un país más justo
Jugamos con el destino, y ni modo, llegó la hora de pagar una factura que nos empeñábamos en negar. No habrá agua; ahora sí, que empiecen los juegos del hambre. Por Horacio Urbano*
El reto habitacional no implica que todos sean propietarios y lo sensato es asumir el objetivo de dar soluciones puntuales a las necesidades muy específicas de cada grupo de población. Por Horacio Urbano*
Es simple, para la población de menores ingresos las viviendas se han vuelto inalcanzables y la posible respuesta es evidente; hay que volver a pensar en el subsidio a la vivienda. Por Horacio Urbano*
Se volaron la barda; los Chicago White Sox tendrán un nuevo estadio con adn profundamente urbano, en tanto que los parisinos confirman estar en guerra con el automóvil y en favor del medio ambiente. Por Horacio Urbano*
El Día Nacional de la Vivienda tendría que ser un poderoso llamado a la acción en favor de sumar voluntades y esfuerzos para salir juntos en busca de un país más justo
Jugamos con el destino, y ni modo, llegó la hora de pagar una factura que nos empeñábamos en negar. No habrá agua; ahora sí, que empiecen los juegos del hambre. Por Horacio Urbano*