El fundador de Shigeru Ban Architects ha recibido múltiples galardones internacionales, como el Premio Pritzker en 2014
El Instituto Americano de Arquitectos (AIA) anunció que el arquitecto japonés Shigeru Ban será galardonado con la Medalla de Oro 2026, la máxima distinción individual de la arquitectura en Estados Unidos, que reconoce a quienes con su obra han dejado una huella duradera en la teoría y la práctica arquitectónica.
Para el jurado, Ban representa “una maestría que mezcla innovación estructural, sensibilidad ecológica y profundo humanitarismo”, una combinación que vuelve su trabajo tan relevante para el mundo contemporáneo.
¿Quién es Shigeru Ban?
Nacido en Tokio en 1957, Ban estudió arquitectura en Estados Unidos, primero en el Southern California Institute of Architecture y luego en la Cooper Union de Nueva York, donde se formó bajo la tutela de John Hejduk.
En 1985 fundó su despacho Shigeru Ban Architects, y, a partir de su trabajo, se convirtió en un referente global por su apuesta sostenida por materiales humildes, reciclables y estructuras de bajo impacto ambiental como el papel y la madera.
Más allá de la estética, Ban ha desarrollado una arquitectura con conciencia social: desde refugios temporales para víctimas de desastres hasta edificios permanentes y culturales, demostrando que la arquitectura puede ser una herramienta real de ayuda, dignidad y reconstrucción.
Entre sus reconocimientos destacan ya el Premio Pritzker de Arquitectura en 2014, el Premio Princesa de Asturias 2022 y múltiples galardones internacionales.
¿Por qué Ban merece la Medalla de Oro de la AIA?
Para el AIA, el trabajo de Shigeru Ban representa un punto de inflexión en la forma de entender la arquitectura contemporánea, no sólo desde la técnica o la estética, sino desde una profunda responsabilidad social y ambiental.
A lo largo de su trayectoria, Ban ha demostrado que es posible construir con materiales renovables como el papel reciclado, el cartón y la madera, logrando estructuras funcionales, resistentes y de bajo impacto ecológico.
En ese sentido, su aportación ha inspirado a replantear los límites de lo que se considera ‘arquitectura permanente’, demostrando que la sostenibilidad también puede ser sinónimo de innovación.
Uno de los ejes más reconocidos de su labor es su trabajo humanitario. Tras el terremoto de Kobe en 1995, fundó la organización Voluntary Architects’ Network (VAN), a través de la cual ha desarrollado más de 50 proyectos en 23 países, construyendo viviendas temporales, refugios, escuelas y espacios comunitarios para poblaciones afectadas por desastres naturales y crisis humanitarias. Estas intervenciones no sólo responden a la emergencia, sino que buscan devolver dignidad, seguridad y sentido de comunidad a las personas.
Paralelamente, su obra arquitectónica permanente —museos, centros culturales, edificios públicos y privados— ha demostrado que el diseño sustentable puede convivir con soluciones estructurales de alta calidad, belleza arquitectónica y funcionalidad urbana.
A ello se suma su legado como formador, con más de tres décadas de trayectoria académica en universidades como Harvard, Columbia y Cornell, donde ha impulsado una visión ética del diseño basada en la sostenibilidad, el compromiso social y la responsabilidad frente al entorno.









