La región de la Pimería Alta fue explorada por el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino
José Luis Perea, director del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Sonora, informó que esta institución intensificará su trabajo para la restauración, conservación y registro de bienes muebles e inmuebles en templos misionales, que consiste en más de 2,000 obras imparcitas en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos.
Las edificaciones están en las variantes de casas habitación, templos y presidios, entre otras. Los que fueron atendidos recientemente se ubican en los municipios de Magdalena, Oquitoa, Pitiquito e Ímuris, en la región de la Pimería Alta, área comprendida entre Tucson (al norte), el río Magdalena (al sur y este) y Sonoyta (oeste), es decir, el norte de Sonora y sur de Arizona.
“Las acciones del INAH en la Pimería Alta se enmarcan en el programa permanente de rescate y revaloración de los edificios históricos que existe en los 72 municipios del estado bajo la jurisdicción del Instituto, que le otorga la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos en sus artículos 35 y 36, como la instancia normativa de estos aspectos”, explicó Perea.
De acuerdo con el antropólogo, la importancia de estos edificios se basa en que atestigua las primeras instituciones religiosas, sociales y culturales de la Conquista en el norte de México, por lo que su estudio, rescate y preservación constituyen objetivos primordiales para entender el desarrollo y los procesos sociales que se han dado en Sonora.
“Es de suma importancia para el INAH su rescate y preservación, un reto que necesita de la participación de poblaciones, autoridades municipales y estatales. En esta ocasión, con el esfuerzo de gobiernos, asociaciones civiles, cuerpos colegiados y organismos coadyuvantes, se lograron mecanismos y proyectos con recursos para la conservación de las misiones históricas que fortalecen la identidad heredada”.
El año pasado se intervino el Templo de Santa María Magdalena, en el municipio de Magdalena de Kino, catalogado como Monumento Histórico por determinación de ley. La construcción obedece a los franciscanos, quedó concluida después de la Independencia de México. En este inmueble se hicieron trabajos de rehabilitación exterior en bóvedas y cubierta, además de restitución de vidrios en ventanas de la torre principal.
En el mismo municipio, en el Templo de San Ignacio de Caborica, edificado por los jesuitas y modificado por los franciscanos, se efectuaron trabajos de conservación al exterior e interior: retiro de aplanados dañados y colocación de nuevos, así como pintura en el interior.
El edificio data de los siglos XVIII y XIX y está catalogado por el INAH. Aunque conserva elementos jesuitas predomina lo franciscano: cuenta con capillas laterales, torre de campanario y techo abovedado.
Mientras que en Pitiquito, en el norte de la entidad, se llevaron a cabo trabajos de supervisión de exploración, conservación y restauración de pintura mural en el interior del Templo de San Diego de Alcalá, emblemático por sus murales de la época colonial.
Está catalogado como monumento histórico de gran relevancia, data del siglo XVII; sin embargo, según registro de investigaciones se cree que la edificación actual fue construida antes de 1786.
Todos os trabajos fueron realizados por un equipo interdisciplinario y asesorados por especialistas del INAH, con el apoyo de dependencias estatales, como el Instituto Sonorense de Cultura, que permitieron el rescate de los valores pictóricos del templo.
“Este año realizará las gestiones necesarias para dar atención y reparación de deterioros en la cubierta y la fachada del Templo de San Antonio de Padua, en el municipio de Oquitoa. La edificación del siglo XVIII es de características más jesuitas que franciscanas. Corresponde al modelo semejante a una caja de zapatos: paredes rectas, techos planos de vigas y recubiertas de diversos materiales, sin torres para campanario”, adelantó el funcionario.
Asimismo, dijo que cualquier inmueble construido del siglo XVI al XIX constituye por ende un monumento o edificio histórico, susceptible a ser normado bajo la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, para su preservación o bien de requerir trámites ante el INAH con motivo de alguna obra o reparación.
La región de Pimería Alta fue explorada por el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino, donde levantó más de 20 edificaciones entre 1689 y los primeros años de 1700, con mano de obra indígena, principalmente pima; luego de la expulsión de la Compañía de Jesús del imperio español por el rey Carlos III, en 1767, fueron continuadas por la orden de los franciscanos, hasta el siglo XIX.