A través de sus obras, estos arquitectos contribuyeron en la construcción de la identidad, cultura e historia del país
El Día de Muertos es una celebración en la que se honra la memoria de quienes han partido, y permite, además, rendir homenaje a y dejando un legado importante en la cultura mexicana.
Por ello, hoy recordamos a los arquitectos mexicanos que, mediante sus obras, dejaron una huella imborrable en el paisaje urbano del país y contribuyeron en la construcción de su identidad, cultura e historia.
Luis Barragán (1902-1988)
Fue uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, cuya obra ha ejercido gran influencia en el quehacer arquitectónico tanto nacional como internacional.
El trabajo de Barragán se caracterizó por fusionar ideas modernistas con elementos vernáculos, así como por el uso del color, la luz, el agua y el paisaje natural para crear ambientes que propiciaran el bienestar emocional de sus ocupantes. Esto, debido a que creía que la arquitectura debía emocionar y elevar el espíritu humano.
Entre sus obras más icónicas están la Casa Estudio Luis Barragán en Ciudad de México, la Casa Gilardi y las Torres de Satélite, diseñadas en colaboración con Mathias Goeritz.
Cabe mencionar que, en 1980, Barragán fue galardonado con el Premio Pritzker, siendo el único mexicano, hasta la fecha, en recibir tal distinción.
Mario Pani (1911-1993)
Fue un arquitecto y urbanista mexicano, promotor del funcionalismo y el estilo internacional; así como de las ideas de Le Corbusier en México.
El legado de Pani comprende 136 proyectos de todas las tipologías: viviendas, escuelas, edificios públicos, hospitales, hoteles y oficinas; además de edificios comerciales, aeropuertos y planes urbanos, los cuales marcaron la imagen urbana de la ciudad.
Dentro de sus obras destaca el Hotel Reforma; el Hospital General de Saltillo; Conservatorio Nacional de Música; la Torre de Rectoría de Ciudad Universitaria de la UNAM; el Plan Maestro de Ciudad Universitaria; el Aeropuerto de Acapulco; el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco; así como la Torre Insignia que, con una altura de 127 metros y 25 pisos, se erigió como el segundo edificio más alto de México, sólo superado por la Torre Latinoamericana.
Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013)
Fue una figura indispensable en la historia de la arquitectura mexicana, ya que tenía la capacidad de crear edificios públicos y monumentales que combinan funcionalidad con simbolismo cultural.
De esta manera, Ramírez Vázquez creó diversos inmuebles que se han convertido en iconos de la arquitectura mexicana, como el Estadio Azteca, el Museo Nacional de Antropología e Historia, la Nueva Basílica de Santa María Guadalupe, así como el Museo del Templo Mayor.
Además, en su trayectoria profesional destaca su paso como Secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, presidente del Colegio de Arquitectos y de la Sociedad de Arquitectos de México (CAM-SAM), presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de 1968, y fundador y primer rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Teodoro González de León (1926-2016)
Fue un reconocido pintor y escultor mexicano, y es considerado como uno de los arquitectos más prolíficos y sugerentes del paisaje nacional.
Su obra se caracteriza por la utilización de grandes bloques de concreto cincelado, la gran escala y el minimalismo, con lo que hace una referencia a grandes ejemplos de arquitectura prehispánica como Teotihuacán y Monte Albán.
Teodoro González de León fue el autor de numerosos recintos emblemáticos tanto de la Ciudad de México como de todo el país, como el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el complejo de usos mixtos Reforma 222, el Corporativo Arcos Bosques, el Museo Tamayo Arte Contemporáneo y la remodelación del Auditorio Nacional.
Ricardo Legorreta (1931-2011)
El fundador de LEGORRETA, fue un reconocido arquitecto mexicano que se caracterizó por mantener una arquitectura atemporal, distinguida por combinar la modernidad con la tradición mediante el manejo creativo de los espacios, las formas, la luz y los colores.
Ricardo Legorreta tenía la premisa de que la esencia de la arquitectura es hacer feliz a la gente, por lo que, durante sus 59 años de trayectoria, se dedicó a crear espacios acogedores, que transmitieran tranquilidad y optimismo, y que conectaran la arquitectura mexicana antigua con la contemporánea.
Por ello, se considera el máximo exportador de la arquitectura mexicana, pues su legado incluye más de 100 obras en México y en otros países del mundo, como Estados Unidos, Nicaragua, España, Inglaterra, Egipto, entre otros, pero siempre incluyendo en sus diseños características muy representativas de la arquitectura mexicana.
Las obras del arquitecto se distinguen por el uso de la geometría, vistas panorámicas y los colores vibrantes. Entre sus proyectos más importantes destacan el Papalote Museo del Niño, el Hotel Camino Real en la Ciudad de México, la Torre BBVA, entre otros.