Es inevitable que nuestras ciudades sigan creciendo, pero deberán hacerlo de forma ordenada y planeada
El cierre de ventanillas para tramitar permisos de construcción a nuevas obras en la capital, por lo menos hasta el 5 de diciembre de este año, no es opción a esta ni a cualquier ciudad cuya naturaleza será seguir creciendo y expandiéndose.
Frenar el desarrollo inmobiliario en la Ciudad de México no pondrá fin a los abusos de algunas empresas, ni a los problemas de sobrepoblación o movilidad que padecemos todos los días. El problema radica en que antes de llegar a esto, algo falló en el plan de urbanización.
Es inevitable que nuestras ciudades sigan creciendo, principalmente de manera vertical pues la tierra se ha encarecido y escaseado, sin embargo deberán hacerlo de manera ordenada, planificada… y esto sólo será posible con un acuerdo mutuo entre los ciudadanos, los desarrolladores y las autoridades, siempre pensando en el bien de la ciudad.
No podemos perder de vista que esta actividad, la del desarrollo inmobiliario, tiene un gran impacto para el país, de la cual dependen cerca de 48 ramas económicas que generan más de 100,000 empleos directos y 400,000 indirectos.
Además, se trata de un sector que podría cerrar el sexenio con una inversión de casi 36,000 mdp, lo que lo convierte en uno de los grandes motores de la economía nacional. Topar su crecimiento sería una mala señal para el mundo y el país.
Ahora bien, si para poder lograr un acuerdo social se debe dar certidumbre a los ciudadanos investigando y sancionando a quienes han incurrido en irregularidades en su actuar, lo mismo será importante establecer trato justo a los desarrolladores que estén comprometidos a colaborar en ese crecimiento ordenado.
Tengamos en cuenta que, a pesar de cada año miles de personas abandonan la Ciudad de México, siempre se va a necesitar de vivienda, centros comerciales, oficinas, parques y centros de trabajo y alguien los tendrá que desarrollar para cumplir esta demanda.
Esta pausa debería servir como un momento de reflexión de la ciudad que queremos construir juntos, una con un modelo de desarrollo a largo plazo donde cada uno: inversionistas, autoridades, ciudadanos, empresas, visitantes, se sientan cómodos, seguros y orgullosos de pertenecer.