En una década, las lecciones de aquel evento han permitido desplegar mejores esquemas en el ámbito del financiamiento
Este 15 de septiembre se cumple una década del inicio de la llamada Crisis Subprime, evento que se vio marcado por la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers e impulsada por el otorgamiento de las denominadas hipotecas basura en Estados Unidos.
El fenómeno, provocado por el bajo costo del dinero y la flexibilización en el otorgamiento de créditos para adquirir vivienda, desembocó en lo que expertos consideran la mayor crisis financiera de la era moderna, justo sólo después de la gran depresión observada en 1929.
La caída del tercer banco de inversión más grande tuvo severos impactos en el mundo. De manera particular, el fenómeno alcanzó a europa y se extendió por algunos años, lo que generó desempleo e inestabilidad en los mercados.
La crisis desatada por permitir que personas sin solvencia accedieran a créditos hipotecarios trajo importantes cambios a nivel mundial. Sobre todo, la experiencia observada en el vecino país del norte llevó a revisar las normas en el tema. Incluso, en 2010, el entonces presidente Barack Obama firmó la Ley Dodd-Frank con la que se buscó regular la actividad financiera en el país. Cabe señalar que a inicios de la administración del presidente Donald Trump, se impulsó la revisión de la legislación, por considerar que sus lineamientos entorpecían al mercado.
A 10 años de la crisis, la experiencia observada ha llevado a vigilar de manera cercana el curso del sector hipotecario. En el caso de México, la banca hoy presume de procesos de originación apegados a las mejores prácticas, con altos estándares.
Por ejemplo, en la actualidad, Enrique Margain Pitman, coordinador del Comité de Crédito Hipotecario ha destacado el nivel de sanidad de la banca. Sobre todo, ha hecho énfasis que la fecha, la tasa de morosidad de ubica por debajo del 3%; además de descartar riesgo de una burbuja inmobiliaria.
A esta visión, se suma las acciones que se han tomado desde el punto de vista de la valuación y su regulación, lo que todo en su conjunto se ha sumado para que los especialistas vean en el sector vivienda e hipotecario mexicano una industria sólida.
