Ahí estaba la muerte justo donde la ves
Esperando la suerte de una casa tener
Lo pensaba al derecho, también al revés
Con el miedo de pronto una deuda atraer
No tenía efectivo, ahorros tampoco
Suplicó por un préstamo y otro y otro
Miraba su cuenta, había tan poco
Era un gran sufrimiento, se notaba en su rostro
Un día viendo la tele, la calaca gritó
¡Que suerte la mía!, era una solución
¿INFONAVIT? Preguntó y preguntó
No sabía que era, pero había una opción
Y pasando los días, buscando información
En las redes había una publicación
“Periódico Mi Casa”, notó en Centro Urbano
Se veía confiable, no era algo en vano
La huesuda ahora, que ya tiene su casa
No olvida ese sitio que alivió su quejumbre
Agradece a diario, cada día que pasa
Leyendo “Mi Casa”, por gusto y costumbre
Por Priscila Díaz