A pesar de lo que se diga, la nueva política federal de desarrollo urbano y vivienda no avanza a la velocidad deseada porque no recibe el respaldo necesario a nivel estatal y municipal
Y es que todas las buenas ideas que a este respecto maneja el gobierno federal, chocan y chocan fuerte con la realidad regulatoria que se da en el ámbito local y con la falta de inversión en temas como infraestructura y transporte público.
Las nuevas políticas hablan de dar prioridad al orden urbano apostando para ello por modelos de alta densidad.
Hablan de modernizar la visión sobre movilidad privilegiando peatón, transporte público y sistemas alternativos, como la bicicleta.
Se habla de apostar por el espacio público, los usos mixtos y la vivienda intraurbana…
Y por supuesto, se habla de evitar que los segmentos de bajos ingresos tengan que hacer largos recorridos para encontrar vivienda acorde con sus posibilidades.
Ya en los hechos, la regulación pareciera ir en contra de todo esto, porque la norma es, que incluso en municipios (y delegaciones en el caso del DF) pertenecientes a ciudades como Monterrey, Guadalajara o Tijuana, los usos de suelo establecen densidades medias o incluso bajas, no siempre permiten usos mixtos y mantienen absurdas exigencias de cajones de estacionamiento.
No hay duda, el verdadero reto para Jesús Murillo Karam, nuevo titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), es acortar los tiempos que separan la debida vinculación entre política federal y regulación local.
Es un enorme y fundamental reto de coordinación institucional que va a requerir de todas las tablas que como político tiene Murillo Karam.
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