La vivienda digital ya no se concibe como un conjunto de dispositivos aislados, sino como un ecosistema tecnológico integral
En los últimos años, el concepto tradicional de vivienda ha comenzado a transformarse de manera acelerada. Hoy, el hogar ya no se entiende solo como un espacio para descansar, sino como un entorno multifuncional, conectado y adaptable que responde a nuevas dinámicas como el trabajo híbrido, la productividad remota y la vida digital.
De acuerdo con Helena Verron, CEO de The Smart Flat, esta transformación se intensificó a raíz de la pandemia, la expansión de la digitalización y el avance de la inteligencia artificial.
“El concepto del hogar evolucionó más en estos años que en las tres décadas anteriores”, señaló la directiva.
Del refugio pasivo al ecosistema inteligente
En ese sentido, la vivienda digital ya no se concibe como un conjunto de dispositivos aislados, sino como un ecosistema tecnológico integral que incluye conectividad de alta velocidad, control centralizado desde una sola aplicación, electrodomésticos inteligentes y espacios que se adaptan a distintos momentos del día.
Hoy, los usuarios no solo buscan ubicación o metros cuadrados. Las nuevas prioridades están relacionadas con la velocidad de conexión, la automatización, la seguridad digital y la flexibilidad del espacio, lo que marca un cambio profundo en la forma de habitar.
Infraestructura, conectividad y ciberseguridad
Para consolidar una vivienda digital funcional, The Smart Flat señala que no basta con instalar ‘gadgets’, pues ahora es indispensable contar con una base sólida de conectividad, que incluya cableado estructurado, puntos Wi-Fi bien distribuidos y sistemas inteligentes capaces de regular luz, clima y consumo energético de forma autónoma.
A ello se suma la integración de dispositivos conectados —desde electrodomésticos hasta cerraduras— que operen bajo una sola plataforma, así como estándares de ciberseguridad que protejan la información personal de los residentes.
Espacios flexibles y movilidad del futuro
Otro de los ejes clave es el diseño flexible de los espacios, que permita transformar áreas según las necesidades del momento, así como la incorporación de estacionamientos preparados para autos eléctricos o híbridos, en línea con las nuevas tendencias de movilidad y sostenibilidad.
Estas características convierten a la vivienda digital en un activo con mayor valor para desarrolladores, inversionistas y propietarios, al responder a las exigencias del mercado actual.
Una respuesta a nuevos estilos de vida
La demanda de vivienda digital crece entre profesionales remotos, emprendedores, jóvenes familias, ejecutivos viajeros e inversionistas inmobiliarios que buscan valor agregado. Además, factores como la eficiencia, la sostenibilidad y la salud mental han tomado un papel central en la forma de diseñar los espacios habitables.
“Cada detalle en una vivienda digital debe responder una pregunta: ¿esto me facilita la vida o me la complica? Si la respuesta es la segunda, no va”, indicó Verron.









