Por Manuel M. Fonseca Altamirano*
El inicio del gobierno de la Doctora Claudia Sheinbaum ha traído consigo grandes expectativas en materia de vivienda. Su reciente anuncio de construir un millón de viviendas sociales, mejorar 450,000 casas existentes y escriturar otro millón en los próximos seis años marca un cambio ambicioso y necesario en la Política Nacional de Vivienda. Pero ¿qué significa esto para los mexicanos y cómo se perfila este programa frente a los desafíos históricos del sector?
Un enfoque social y sustentable
La propuesta de la Dra. Sheinbaum pone el acento en las necesidades de los sectores más vulnerables, alineándose con el principio de que la vivienda no es un lujo, sino un derecho humano. Este enfoque se refleja en su compromiso de garantizar viviendas asequibles, bien ubicadas y con acceso a servicios básicos. La inversión prometida de 600,000 millones de pesos no solo es histórica, sino que también podría generar seis millones de empleos directos, dinamizando la economía y beneficiando a comunidades enteras.
Además, la nueva política busca corregir los errores de administraciones pasadas, cuando los desarrollos masivos se construyeron en zonas alejadas y sin infraestructura básica, dejando miles de viviendas abandonadas y comunidades desintegradas. En este contexto, el programa de la Presidenta promete priorizar la ubicación estratégica de las viviendas y la integración urbana, un paso clave para combatir el rezago social.
Un millón de escrituras: certeza para las familias
Uno de los aspectos más importantes del plan es la meta de escriturar un millón de viviendas. Este compromiso busca resolver uno de los problemas más persistentes en el país: la falta de certeza jurídica. Según datos del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV), más del 24% de las viviendas propias carecen de escrituras, dejando a las familias en una situación de vulnerabilidad legal.
Regularizar estas propiedades no solo protegerá a las familias de desalojos y conflictos legales, sino que también permitirá a muchas acceder a créditos, invertir en mejoras de sus hogares y heredar un patrimonio seguro. Esto representa un cambio estructural que podría impactar positivamente en las generaciones futuras.
El gran reto: implementación efectiva
Aunque el plan es ambicioso, su éxito dependerá de la implementación efectiva. Los recursos asignados al sector vivienda para 2025, con un aumento del 184% en el presupuesto de SEDATU, ofrecen una base sólida para impulsar estas acciones. Sin embargo, los mexicanos hemos visto antes cómo grandes promesas en políticas públicas se diluyen por la corrupción, la falta de coordinación interinstitucional y los intereses privados.
Es crucial que este plan se ejecute con transparencia, involucrando a los ciudadanos y asegurando que las decisiones sobre ubicación, diseño y asignación de recursos se tomen con base en evidencia y necesidades reales. La participación activa de los beneficiarios también será esencial para garantizar que las viviendas cumplan con las expectativas y necesidades de quienes las habitarán.
Lo que podemos esperar como mexicanos
De materializarse, el plan de nuestra Presidenta, la Doctora Claudia Sheinbaum puede significar un cambio histórico en el acceso a la vivienda en México. Los ciudadanos podemos esperar:
- Mayor acceso a viviendas asequibles y dignas, con servicios básicos y bien conectadas.
- Certeza jurídica, gracias al ambicioso programa de escrituración.
- Comunidades revitalizadas, a través de la recuperación de viviendas abandonadas.
- Un impacto económico positivo, con la generación de millones de empleos en el sector construcción y afines.
Además, este programa podría sentar un precedente importante para abordar el rezago habitacional con un enfoque más humano, sostenible y coordinado.
El sueño de una vivienda digna, ahora adecuada
Para muchos mexicanos, la vivienda digna sigue siendo un sueño. Las políticas anteriores, aunque bien intencionadas, no lograron cerrar la brecha habitacional ni atender las profundas desigualdades en el acceso a vivienda adecuada. La visión de Sheinbaum, con su enfoque en la justicia social y la sustentabilidad, promete una nueva era en la política de vivienda.
Sin embargo, el éxito de este programa dependerá de su capacidad para resistir los desafíos estructurales y operativos del sector. Como ciudadanos, debemos exigir rendición de cuentas, transparencia en el uso de recursos y un enfoque centrado en las necesidades reales de las personas.
Si estas metas se cumplen, los mexicanos podríamos estar ante una de las transformaciones más importantes en el acceso a la vivienda en la historia del país. Más allá de cifras y discursos, la verdadera medida del éxito será ver a más familias disfrutando de un hogar digno, seguro y accesible.
La Doctora Claudia Sheinbaum tiene en sus manos una oportunidad única para cambiar vidas y transformar comunidades. La pregunta que queda es: ¿estaremos listos, como sociedad y gobierno, para hacer de este proyecto una realidad? El tiempo dirá si este sueño de vivienda digna se convierte en un derecho cumplido para todos.
*M.D. Manuel M. Fonseca Altamirano
Director General de IPROVINAY y Presidente de CONOREVI
