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La obra construida entendida como postura crítica

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Por Gustavo López Padilla*

Tomando en cuenta algunas reflexiones de George Steiner (1929-2020), filósofo, crítico y teórico de la literatura y la cultura, de nacionalidad británica, francesa y estadounidense, cuando nos comenta que algunas obras de creación pueden constituir una actividad crítica o que ciertos artistas se pueden convertir en críticos de la realidad y de sus maestros que les han precedido y a partir de esta postura impulsar el desarrollo y diversificación de la historia. Trasladando estas ideas al campo profesional de la arquitectura, nos podemos encontrar con algunos proyectos y obras construidas, que por sus características conceptuales, espaciales, formales y constructivas resultantes, se pueden convertir en referencias críticas que varían e impulsan el desarrollo de las ciudades y sus arquitecturas.

Las ideas anteriores las vamos a referir como marco de valoración reflexiva, en relación al pequeño edificio de departamentos denominado Huachinango 34, obra del arquitecto Juan Carral O´Gorman, ubicada en la ciudad de Cancún, en el estado de Quintana Roo, terminada en el año 2016. Recordando, Juan Carral O´Gorman nació en la ciudad de México en el año 1976, terminó sus estudios profesionales como arquitecto en 2004, en el Taller Max Cetto de la Facultad de Arquitectura de la UNAM e hizo una maestría relacionada con la vivienda, en la Universidad Politécnica de Cataluña (2008-2010), bajo la dirección de los arquitectos españoles Zaida Muxi (1964) y Josep María Montaner (1954). Sobra decir que Juan Carral cuenta, de origen, con una doble tradición familiar, vinculada con la mejor arquitectura contemporánea mexicana. Por un lado su rama familiar relacionada con el arquitecto Enrique Carral Icaza (1914-2005) y por la otra con el arquitecto Juan O´Gorman (1905-1982), ambos representantes de los inicios modernos de nuestra arquitectura, de principios del siglo XX, realizando obras sobresalientes relacionadas con el movimiento racionalista. En el conjunto de las obras ejecutadas a la fecha por Juan Carral, son claras las referencias conceptuales relacionadas con esta misma arquitectura racionalista, ahora entendida con su particular interpretación.

En términos de ciudad, el edificio Huachinango 34, se ubica en la supermanzana 3 que corresponde con la zona fundacional de la zona, que no está muy lejos del área hotelera de Cancún, en un territorio delimitado por las avenidas de Uxmal, Cobá, Carlos Nader y Bonampak, cuyas calles cuentan con un trazo un tanto orgánico, que va permitiendo de alguna manera, al recorrerse, el descubrimiento de perspectivas visuales interesantes. La zona se encuentra todavía en desarrollo y hasta hace poco tiempo fundamentalmente las obras tenían que ver con casas unifamiliares. El edificio que ahora nos ocupa se encuentra en una zona central entre las avenidas mencionadas, entre los parques Huachinango y Chema, hacia los cuales cuenta con algunas vistas y fue pionero en el planteamiento de proponer en el lugar viviendas plurifamiliares, con alturas construidas entre cuatro y cinco niveles, lo que resulta en un aprovechamiento urbano con densidades medias, con una visión de futuro de una ciudad mas compacta, volviendo mas razonable y eficiente el aprovechamiento de las infraestructuras urbanas existentes, en lo que tiene que ver con agua potable, drenaje, electricidad, basura y movilidad vehicular, evitando en la medida de lo posible el crecimiento urbano horizontal, que subutiliza y deteriora las zonas naturales verdes perimetrales de la ciudad.

La presencia urbana del edificio es agradable peatonalmente, contando con una pequeña plaza de acceso abierta a la ciudad, con un frondoso árbol que procura la frescura de las sombras. Su imagen calificada por contrastes de texturas y materiales y en gran medida por el uso de terrazas parcialmente protegidas a partir del uso de muros celosías, además de responder a requerimientos climáticos, se traduce en cambios de planos volumétricos que generan juegos de claroscuros. El manejo de una escala amable y cuidadas relaciones proporcionales entre los diferentes componentes del edificio, lo vuelven formalmente atractivo. A la distancia, cada cual respondiendo a sus propias condiciones de lugar y programa, existe una cierta continuidad proyectual entre este edificio de Cancún y el ubicado en Francisco Ramírez 43, en la ciudad de México, terminado en el año 2008, también proyectado por Juan Carral. Hablamos en ambos casos de planteamientos racionales, eficientes, con manejo de formas geométricas simples, un tanto cercanas al movimiento minimalista, que admiten naturalmente particularidades que responden a sus propios requerimientos.

En lo que tiene que ver con la propuesta proyectual arquitectónica, se identifica de inicio el aprovechamiento de un terreno plano, regular, de 337.50 m2, del que se utilizan a manera de desplante 200.00 m2, resolviendo el proyecto a partir de dos volúmenes nítidos, que cuentan con una zona de acceso general y de articulaciones verticales en su zona central. Se disponen así seis unidades habitables de 90.00 m2 útiles, tres por cada volumen disponible, que en una propuesta inteligente de flexibilidad, se puede convertir cada unidad de 90.00 m2 en dos unidades independientes, de 30.00 m2 y 60.00 m2 cada una, pensando en la oferta posible de lugares habitables para una familia promedio, constituida por cinco o seis miembros o pudiendo alojar a una familia de dos miembros mas una persona que pudiera necesitar un sitio independiente mas pequeño, llegando a constituir así hasta doce unidades habitables, alojadas en los tres niveles útiles de proyecto. La planta baja se utiliza como estacionamiento. Vale la pena puntualizar que las mezclas sociales, culturales, económicas y construidas en el ámbito de las ciudades, recordando para este efecto los estudios e ideas de Jane Jacobs (1916-2006), periodista, estudiosa de las ciudades y activista socio-política canadiense, nacida en Estados Unidos de Norteamérica, siempre será la mejor opción para enriquecer y diversificar las convivencias colectivas.

obra

La geometría proyectual del proyecto es regular, utilizando formas simples, buscando funcionalidad y eficiencia en los lugares habitables, procurando además una adecuada iluminación y ventilación natural cruzada, para lograr condiciones razonables de confort interiores. Como ya se ha mencionado, en las fachadas se cuenta con terrazas, adecuadamente profundas, que se protegen además parcialmente con celosías fijas, tratando de regular con ello las incidencias del sol y sus ganancias de calor. En términos espaciales, algunos departamentos cuentan con entrepisos continuos y algunos otros disponen de pequeñas variaciones de altura, ya sea en sus superficies de apoyo o en las alturas de sus losas. Las azoteas también son lugares útiles de convivencia, aprovechando además las vistas a los parques inicialmente comentados. Vale la pena insistir en la naturaleza de este proyecto, pionero y crítico de la realidad inicial en donde se ubica, diversificando y enriqueciendo los usos del suelo y las imágenes urbanas en la zona.

A partir del año 2017 Juan Carral O´Gorman va ha enriquecer su equipo de trabajo, con la incorporación como socio del arquitecto Víctor Imre Ebergengy Kelly, nacido en la ciudad de México en el año de 1985, egresado también del Taller Max Cetto de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, en el año 2008. A partir de esa fecha su trabajo en equipo se ha diversificado en lo que tiene que ver con temas y escalas de proyectos que les han sido encomendados.

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