La magia de la relocalización solo aparecerá si nace en procesos sólidamente cimentados en viviendas.Viviendas que respondan a las necesidades de la población que habrá de mover las grandes cadenas productivas.
Por: Daniella Gurrea*
Siempre hemos sabido que una de las mayores riquezas que tenemos como país es una ubicación geográfica privilegiada, que nos convierte en valioso punto de vinculación con y para los principales mercados y economías del mundo.
¿Cuántos países quisieran tener más de 3,000 kilómetros de frontera con la mayor economía del mundo y tener a ese país como su principal socio comercial? ó bien, ¿Contar con poco más de 12,000 kilómetros de línea costera que incluyen importantes puertos mercantes y maravillosos destinos turísticos?
Eso por no hablar de las oportunidades que supone un territorio de 2 millones de kilómetros cuadrados, marcados por diferentes climas y características geográficas y de las maravillas de nuestra cultura.
Esto que siempre ha sido una realidad palpable, lo es hoy aún más, en tiempos en que la ubicación juega un papel fundamental al momento de salir a atraer las inversiones que promete la relocalización que también conocemos como Nearshoring, y que no es otra cosa que la posibilidad de que una empresa se reubique a lugares que le permitan atender con mayor eficacia los mercados en los que opera, empresas de todo el mundo que salen al mismo tiempo en busca de mejores condiciones para su adecuado funcionamiento.
No es nuevo y por eso está lejos de ser casualidad el inmenso atractivo que varias regiones de México representan para grandes inversionistas del mundo. No es casualidad que muchas de las marcas de industrias tan importantes como la automotriz o la aeroespacial hayan instalado grandes plantas productivas en nuestro país provocando con ello que todas sus cadenas de valor también lo hicieran.
Por supuesto, esta es una oportunidad para México, porque implica desarrollo regional y económico, que inciden directamente en la calidad de vida de millones de familias aprovechando las ventajas mencionadas.
Por eso es tan importante fortalecer la capacidad de seguir atrayendo inversiones ligadas al Nearshoring y mantenerlas bien ancladas en México. Esto implica crear condiciones que garanticen que operar en nuestro país siga siendo una muy buena decisión e implica también crear las condiciones que permitan atraer y mantener el talento que todas estas industrias necesitan para operar.
A fin de cuentas, podremos hablar de procesos industriales y desarrollo económico, pero éstos nunca serán sostenibles sin también tener en mente objetivos de índole social, que permitan que quiénes trabajen en esos sistemas productivos y quiénes viven en las comunidades de estas grandes industrias, tengan una muy buena calidad de vida.
Este objetivo social se hace fundamental cuando es además tema clave para la productividad al evitar los altos costos de la rotación y consiguen que la relocalización sea algo que también funcione para las fuerzas productivas que mueven estas industrias.
Total, si ha de haber relocalización, el reto será que se haga bien en todos los aspectos porque las empresas buscan llegar a países y regiones que ofrezcan la ubicación e infraestructuras necesarias para garantizar la eficiencia de su producción y operaciones logísticas, pero también las ofertas urbanas y de vivienda que hagan integralmente sostenible su operación.
Por lo tanto, uno de los componentes clave para dar el soporte al Nearshoring en nuestro país será la capacidad de dar vivienda a los trabajadores de las diferentes industrias que buscarán ubicarse en nuestro país como parte de su estrategia de crecimiento. La vivienda tendrá que responder a las necesidades de esa población como parte de un proyecto urbano.
Será relevante reconocer a la vivienda como parte fundamental de los retos ligados al Nearshoring, hacerlo implica pensar en el futuro de sus regiones y ciudades, fortaleciendo toda política que garantice la eficiencia del modelo de vivienda.
Es tema de voluntad política y de traducir esta voluntad en políticas e inversiones públicas, en ajustes normativos y en solidas alianzas con la cadena de valor relacionada con la producción de vivienda.
*Daniella Gurrea es directora general de Genworth México.