Por Roxana Fabris*
Durante la ceremonia del Premio Nacional de Vivienda, Roxana Fabris, presidenta de Construyendo y Creciendo, compartió un mensaje que reflejó la importancia y el compromiso detrás de este reconocimiento. Dio inicio agradeciendo a los presentes en el Presídium, al Consejo Organizador, a sus colegas del Grupo Evaluador y a los destacados ganadores del Premio Nacional de Vivienda 2022.
En su discurso, destacó el honor de hablar en representación del Grupo Evaluador, un privilegio que le permitió compartir el reto y satisfacción de haber sido parte de este proceso.
Antes que nada, quiero reconocer a todo el equipo organizador de este certamen, muestra de transparencia y profesionalismo, que se vio reflejado en cada una de las etapas de este proceso, desde el lanzamiento de la Convocatoria, la selección del Grupo Evaluador -un grupo muy plural, que permitió tener una diversidad de visiones que enriqueció la discusión-, la coordinación de Mesas de Trabajo y, especialmente, la puesta en marcha de una plataforma, que permitió un seguimiento más preciso y transparente.
Y retomo el acierto de integrar un Grupo Evaluador tan plural, ya que ello permitió analizar los proyectos inscritos desde diversas perspectivas, con enfoque técnicos, académicos, de impacto urbano, incluso, de respuesta al mercado, pero siempre, con una clara visión de lo que la actual Política Nacional de Vivienda requiere.
Debe destacarse también el peso que se otorgó en las evaluaciones y sus posteriores discusiones, a la respuesta que dieron los proyectos a los grandes retos que hoy enfrentan nuestros contextos urbanos y rurales: la correcta atención hacia grupos vulnerables, especialmente las mujeres, las personas con alguna discapacidad y los adultos mayores.
Para atender el importante reto habitacional que nuestro país enfrenta, y que se incrementará de manera significativa en los próximos años, se requiere de soluciones factibles, replicables y escalables, de ahí el valor de este certamen que hoy presenta como Ganadores de Premio Nacional de Vivienda y menciones, a proyectos que pueden ser punta de lanza en sus diferentes categorías, respondiendo a lo que requiere cada uno de los segmentos a los que va dirigido.
Queda claro que, en materia de vivienda, no existe una solución única e infalible, que cada región y contexto requiere de respuestas específicas, ya sea en materia de autoproducción asistida, de producción masiva de vivienda, de intervención de sitios históricos, de atención a la reconstrucción, y desde luego, de innovadoras soluciones financieras.
Y ahí radica, me parece, el principal reto que tiene este certamen hacia el futuro; acercar a más participantes, que presenten sus proyectos y soluciones innovadoras, para ampliar este catálogo de buenas prácticas, que nos permitan responder de mejor manera, a los enormes retos que tenemos hacia el futuro.
Debemos recordar que la casa es mucho más que cuatro paredes; es el espacio donde se desarrolla la familia -familias cada vez más diversas a las que debemos atender-; es un instrumento que genera patrimonio y seguridad; es un generador de cuidad y por tanto, de ciudadanos. La casa es donde se vive, se sueña, se comparte y se disfruta, y es por ello, un compromiso de todos lo que hoy estamos aquí, y de quienes formamos parte de este maravillo sector, el crear casas que respondan a ello y que, en su conjunto, promuevan el desarrollo ordenado y sustentable.
Como parte de una organización social que promueve el desarrollo de los trabajadores de la construcción, veo con gran esperanza que vamos en el camino de atender a todos en materia de vivienda, pero especialmente, a la población más vulnerable, y que existe un claro compromiso por todos los miembros del sector, desarrolladores, constructores, académicos, financieros, asistente técnicos y gobiernos, entre muchos otros, de acercar soluciones que respondan a cada uno de estos retos. Esto es lo que reconoce el Premio Nacional de Vivienda y ese es, sin duda su mayor valor.
*Roxana Fabris
Presidenta de Fundación Construyendo y Creciendo