Si nos basamos en indicadores que reflejan calidad de vida, o potencial de desarrollo económico, habría que decir que vamos mal en el proceso de construir ciudades eficientes y equitativas
Un estudio reciente del INEGI nos dice que 67 por ciento de los mexicanos no se sienten seguros en las ciudades en que viven, dato duro que desnuda los alcances sociales de la grave crisis política y social que se vive en nuestro país.
Por su parte, The Economist publicó un reporte en el que clasifica países en función de cuál es el mejor lugar en que hoy puede nacer una persona…
Y en esta interesante clasificación México queda en un más que modesto lugar 39, por debajo por supuesto de sus principales socios comerciales, y muy lejos de países que definen el nuevo primer mundo, como es el caso de Suiza, Australia, Noruega, Suiza y Dinamarca, que ocupan las cinco primeras posiciones en la tabla.
Resulta que para un niño es mejor nacer en Israel, a pesar de la guerra, que en México… O que antes de ser mexicano le conviene nacer en Corea del Sur, Kuwait, Chile, Chipre, Brasil o Malasia…
Resulta, para que nos quede claro, que para un niño es mejor nacer en Grecia, con todo y su debacle financiera, o en Costa Rica, que por lo visto, ya no sólo nos aventaja en futbol.
El tema es delicado, perdemos lugares en competitividad, en índice de felicidad… Pareciera que vamos en una picada que sólo se puede revertir con una política urbana contundente, agresiva y coordinada.
Una política que en verdad podamos decir que es Política de Estado.
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