Pudiendo haber sido el eje de la recuperación, construcción y sector inmobiliario son gigantes que absurdamente pusieron a dormir
Por Horacio Urbano*
Estos tiempos no han sido buenos tiempos ni para la industria de la construcción, ni para el sector inmobiliario.
Y sí, claro que la pandemia cuenta, y cuenta mucho, pero la caída de estas actividades viene desde antes de la emergencia sanitaria.
La construcción y el sector inmobiliario ya venían mal. Pero la tendencia se agudizó desde el inicio de esta administración, como resultado de la desaceleración de nuestra economía, cambios en los modelos de producción de obra pública, marcadas fobias hacia el sector privado, los efectos de la pandemia, la falta de apoyos para la recuperación, los excesos regulatorios y, a partir de este año, muy graves presiones inflacionarias.
Gigantes que pusieron a dormir
Es una tragedia que pudiendo haber sido sectores que fueran la primera línea de defensa de nuestra economía, construcción y sector inmobiliario sean gigantes que absurdamente pusieron a dormir.
Y claro, a todo esto se suman aspectos del ámbito local, como el freno de mano puesto a estas actividades por el gobierno de la Ciudad de México, y que particularmente en el caso del sector inmobiliario, se ve reflejado en la falta de confianza de mercado e inversionistas y en una ruptura de ciclos de producción que operan bajo una lógica de largo plazo.
El hecho es que la construcción acumula 16 trimestres en picada, lo que es aún peor si consideramos que los muy malos números del primer trimestre de este año se comparan con los muy malos números del mismo periodo del año anterior.
CDMX, construcción y sector inmobiliario
No es diferente la situación en el sector inmobiliario, tomando como referencia a las empresas más importantes del país en este rubro, las afiliadas a la poderosa Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), que en el sexenio anterior invirtieron en México 30,000 millones de dólares, y que en este sexenio estiman para este rubro una caída superior a 30 por ciento.
Habría que preguntar que tanto hubiera ayudado a los números del PIB, el empleo y la calidad de vida, lo mismo en el orden federal, que en la Ciudad de México, el que en lugar de poner a dormir construcción y sector inmobiliario, los hubieran reconocido, usado y apoyado como lo que son, actividades anticíclicas por excelencia.
Actividades anticíclicas
¿Qué hubiera pasado en la Ciudad de México si desde el inicio de su gestión, en lugar de estigmatizar al sector inmobiliario, Claudia Sheinbaum hubiera reconocido su importancia y la necesidad de su continuidad, aclarando reglas, sancionando a quienes las han incumplido y apoyando a quienes han operado con base en la legalidad?
¿Será que de haber hecho eso la Ciudad de México no encabezaría la lista entre las entidades que más empleos han perdido?
¿Que hubiera pasado si el gobierno federal hubiera empujado sus proyectos emblemáticos, pero impulsando también un poderoso programa de infraestructura en que hubiera sólidas alianzas con el sector privado?
El hubiera no existe
Porque hay que recordar que construcción y sector inmobiliario son actividades de muy alto impacto en la medida en que llegan a todas las regiones del país, involucran a cerca de 40 ramas de la economía y son altamente generadoras de empleo.
Es difícil entender por qué pusieron a dormir a estos gigantes…
Pero el hubiera no existe.
Lo que sí que existen son retos crecientes y nuevas oportunidades para despertar a la construcción y el sector inmobiliario, haciendo alianzas con sociedad y sector privado que permitan que en ese despertar se cumplan metas de carácter social, económico, urbano y ambiental.
Sí, construcción y sector inmobiliario son gigantes que absurdamente pusieron a dormir.
Ya va siendo tiempo de despertarlos.
Quizá hubo un mejor momento para hacerlo… Pero el segundo mejor momento es hoy, sin importar cuando se lea esto.
*Horacio Urbano
Presidente de Centro Urbano