El viernes se publicó el dato actualizado del índice de desempleo de Estados Unidos.
Demoledor… con la pérdida de 20.5 millones de empleos registrada solo en el mes de abril, se ubica en 14.7%, lo que representa el peor dato desde la Gran Depresión de 1929.
Y ojo, que si se pudiera pensar en un dato para dimensionar este proceso de destruccion del empleo, este sería la rapidez con que se dio, porque apenas en febrero, el índice de desocupación se ubicaba en 3.5% y para marzo, ya con la pandemia encima, había subido a 4.4%, lo que pone en su justa dimensión lo qué pasó en el inhumano mes de abril.
Para entender la dimensión del desastre que está viviendo la economía estadounidense, baste decir que los empleos perdidos en abril equivalen al total de los que se generaron en toda la década pasada.
Y para entender que lo que estamos viviendo es una crisis económica mundial que tendrá terribles efectos en las economías familiares, baste decir que el BID (Banco Inteamericano de Desarrollo) estima que solo en América Latina y el Caribe podrían perderse 17 millones de empleos.
En México desafortunadamente no cantamos mal las rancheras, y solo en un par de semanas de abril se perdieron 346,000 empleos formales, equivalentes al total generado el año pasado, en tanto que los analistas, que ya estiman para este año una caída del PIB (Producto Interno Bruto) superior a -7%, estiman también que esto implicaría la «desatruccion», como lo define la calificadora HR Ratings, de un millón de empleos formales.
Y ojo que la palabra clave es FOR MA LES… Esto es, empleos registrados en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social)… FOR MA LES; no apoyos, ni becas…
No hay que encender la bola de cristal para entender que la pérdida de empleos es inevitable ante la pausa que han vivido todas las actividades productivas. Pausa reflejadas en que al mismo tiempo que sus ventas e ingresos han caído, gran parte de sus costos se han mantenido, lo que para muchas empresas de todos los tamaños ha sido o será insostenible, y ha provocado o provocará pérdida de empleos.
Solo por dar un ejemplo podemos hablar de lo que está pasando en la industria automotriz, que en abril, al compararse con el mismo mes del año anterior, registró pavorosos desplomes de 98% en producción y 90% en exportacion, cifras que anticipan tiempos difíciles para toda la cadena de valor relacionada con este sector productivo y, en particular, para las regiones que concentran esta actividad.
Todo esto debiera ser motivo más que suficiente para dejar posiciones ideológicas a un lado, y tomar cuanta acción sea posible, no para rescatar empresarios, sino para proteger fuentes de empleo y con ello proteger familias y detonar procesos virtuosos, en que las capacidades de consumo den vida a los mercados internos.
Y por supuesto…El desplome de la economía nos lleva a todos entre las patas, porque la destruccion de empleos e ingresos significa menos ventas, más dificultades para cobrar y menos liquidez, que se traduce a su vez en bajas capacidades de consumo y en una inevitable pedida de intención de compra.
Esto pegara al sector inmobiliario que, sin embargo, cuenta con la enorme fortaleza de que las instituciones de crédito hipotecario, públicas y privadas, están tomando acciones muy importantes y oportunas para atender a sus derechohabientes y clientes, ya acreditados o que pueden estar interesados en un financiamiento, con esquemas que van desde prórrogas para sus pagos y facilidades para reestructurar, hasta nuevos productos que, como el crédito a la autoproduccion atienden un sector poco atendido, o como el nuevo esquema de HSBC, de «compra ahora tu vivienda con un crédito hipotecario y empiézalo a pagar dentro de tres meses», que da a la gente un insumo fundamental; confianza.
Son mecanismos que protegen a las familias y a los mercados internos y, en consecuencia, benéficas por su impacto tanto en lo social, como por el papel que deben tener en la reactivación de la economía.
Porque la vivienda esta llamada a ser factor fundamental en la reactivación, pero ello exige que la gente tenga intención y capacidad de compra…
Seguimos atendiendo la pandemia… Pero urge atender también la economía y ello, inevitablemente, implica proteger empresas y empleos.
CENTRO URBANO Y EL HERALDO
Iniciamos una nueva sección en el programa de radio ‘El Referente Informativo’, que conduce Javier Solórzano.
Se llama Balance Inmobiliario y es la primera entrega de la alianza entre El Heraldo de México y Centro Urbano.
Nos escuchamos todos los martes a las 5:00pm, por Heraldo Radio, 98.5FM para la Ciudad de México y 100.3FM para Guadalajara.
CENTRO URBANO TV
Cerramos la Cuarta Temporada de la única serie de televisión que habla de estos temas en la televisión mexicana: Vivienda y Ciudad, un programa de Centro Urbano, que tengo el privilegio de conducir.
Pero en tanto regresamos para la Quinta Temporada, los invito a tirarse un maratón con todos los capítulos de las primeras cuatro temporadas y a conocer todos nuestros contenidos digitales en https://centrourbano.com o en https://www.youtube.com/channel/UCzUVKxogV-3-ZZ40plp5W8g , el canal de YouTube de Centro Urbano.