Para consolidar un modelo de vivienda exitoso, urge atender a los no afiliados y apalancarse en el ahorro
Por Horacio Urbano*
Entre los mayores retos que enfrenta México están el rezago habitacional y la inmensa lista de implicaciones que ello tiene en materia social, económica, urbana y ambiental.
Es mucho, pero mucho, lo que como sociedad perdemos en la medida en que no se atienden a profundidad las diferentes vertientes de la demanda de vivienda.
De entrada, hay que entender que el reto habitacional no se limita solo a vivienda nueva en propiedad y que la respuesta debe ser tan variada y extensa, como variada y extensa es la lista de necesidades y posibilidades que puedan tener todos los grupos de población respecto a la vivienda.
Multiplicar oportunidades
Atender el rezago implica multiplicar oportunidades para quienes quieran comprar una vivienda, nueva o usada; para quienes quieran construirla o remodelarla; para quienes quieran o puedan rentar; para quienes prefieran comprar un lote con servicios; para quienes quieran poner en orden la situación legal de su casa o terreno, o para quienes por su condiciones necesitan otros modelos de ocupación.
Sí; hay que entender que el reto habitacional no debe limitarse a pensar en soluciones por la vía de la propiedad.
Y hay que entender también que el reto habitacional es una suma de retos de orden social, económico, ambiental y urbano.
Pobreza y calidad del empleo
De entrada, hay que reconocer que el adn del reto está en la pobreza… En la pobreza y en la naturaleza de los empleos de quienes conforman la demanda.
Porque si bien es cierto que en Mexico tenemos un poderoso modelo de vivienda anclado en una sólida industria de desarrollo de vivienda, en una banca que participa intensamente en el mercado hipotecario, y en dos poderosos fondos y un banco de desarrollo especializados, también lo es que más de la mitad de la población no es atendida por dichos fondos y que por el monto y/o naturaleza de sus ingresos tampoco lo es por la banca comercial.
Y el hecho es que ningún sistema de vivienda será exitoso en tanto no sea capaz de atender a todos los grupos de población.
Atender a los no afiliados
El reto es enorme…Y la conclusión es obvia y evidente; urge atender a quienes no son derechohabientes de Infonavit o Fovissste y, en complemento, crear modelos que permitan que cada trabajador use su ahorro para construir un historial financiero que le dé acceso a un crédito para vivienda.
Dicho más claramente: urge atender a los no afiliados y apalancarse en el ahorro.
Y no nos olvidemos del tamaño del reto.
De acuerdo con cifras oficiales el rezago habitacional se ubica en más de 8 millones de viviendas, a las que periódicamente hay que agregar las que corresponden tanto a nueva demanda, como al necesario reciclamiento o mejoramiento de buena parte del inventario existente.
Apalancarse en el ahorro
Y ojo, que no es una locura hablar de promover el ahorro y usarlo como palanca para generar financiamiento a la vivienda. ¿Les suena el argumento?
Y cómo no, si a fin de cuentas el ahorro ha sido el gran motor que mueve a los dos poderosos y exitosos fondos de vivienda que tenemos en el país.
Porque hay que recordar que la solidez de Infonavit y Fovissste se basa en que administran fondos que se forman con el ahorro de sus mismos derechohabientes.
Cabría preguntar, si el ahorro es un modelos más que probado como receta secreta para dar forma a un poderoso modelo de vivienda, ¿por qué no usar el ahorro como instrumento que permita que ese modelo extienda su cobertura abarcando a cuanto grupo de población sea posible?
La bolita en cancha de SHF
Se puede… Y hay que hacerlo ya
Urge atender a los no afiliados y apalancarse en el ahorro. Y en ello pueden servir las experiencias de Infonavit y Fovissste, y, sobre todo, la contundente participación de Sociedad Hipotecaria Federal, que al hacerlo, cumpliría con su papel de ser el banco de desarrollo de la vivienda de los mexicanos.
Y ojo, que ya desde la SHF ha habido antecedentes tanto de programas de crédito para no afiliados, como de esquemas de ahorro dirigido a la vivienda, que al cumplir metas y plazos establecidos, da acceso al ahorrador a un crédito hipotecario fondeado por la misma institución, que hay que decir, tiene recursos de sobra, e instrumentos como seguros y garantías que pueden ayudar a dar forma al modelo.
Una inmensa deuda social
No hay tiempo que perder, más de 70% de los mexicanos viven en situación de pobreza y más de la mitad de la población económicamente activa no es derechohabiente de los dos grandes fondos de vivienda que tenemos en el país.
Son mexicanos que necesitan apoyo y que todos los días salen a trabajar para salir adelante, y que aún y cuando esos trabajos no cuentan con prestaciones como Infonavit o Fovissste, sí que pueden sumarse a modelos que, con base en su ahorro, les den acceso a un crédito para vivienda y un modelo de ahorro que incluso podría convertirse en un valiosísimo vehículo de ahorro para su retiro.
Urge. Se los debemos.