La Secretaría planea entregar viviendas dignas, habitables y seguras entre los meses de septiembre y octubre; inversión para detonar el desarrollo en la zona sería por 3.4 millones de pesos
A diez meses del paso del huracán Patricia por la zona costera de Colima y Jalisco, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) trabaja y coordina las acciones de reconstrucción, cuyo avance en vivienda es del 90%, mientras que el reporte de avance general registra es superior a 50 por ciento.
Como parte del compromiso del Gobierno Federal se planea entregar viviendas dignas, habitables y seguras entre los meses de septiembre y octubre, es decir, a menos de un año de que se registrara la tragedia.
Luego de un estudio de factibilidad, coordinado por la Dirección General de Ordenamiento Territorial y Atención a Zonas de Riesgos de la Secretaría, se estableció que por la ubicación de la comunidad pesquera, a la que rodean dos arroyos normalmente secos, y para evitar que el cauce natural vuelva a poner en riesgo a su población, se rellenó una planicie superior al nivel histórico de la inundación, con la finalidad de que ésta no comprometa a la comunidad. Las casas se edificaron sobre esa plataforma.
“Unas personas del municipio llegaron a Chamela y nos llevaron a un refugio en San Mateo porque nos dijeron que el huracán venía muy fuerte. Desde el salón en donde estábamos se veía el viento muy duro. Cuando se terminó todo y regresamos aquí, a Chamela, pues vimos que no teníamos nada, nada más se miraban las tazas de los baños por todos lados, pero no quedaron más que unas cuantas casitas paradas y las demás todas caídas. Gracias a Dios nos hicieron unas casas nuevas, cosa que no esperábamos, cuando nos dijeron todavía ni lo creíamos, cuando vimos que vinieron con la maquinaria y todo, ya vimos que sí, que era verdad”, narró Esperanza Juan de Dios, habitante del territorio de Jalisco.
Cientos de habitantes de La Huerta vivieron el impacto del huracán Patricia que el 23 de octubre del año 2015, que golpeó a las comunidades de Manzanilla, Barra de Navidad, Cihuatlán y La Huerta de los estados de Jalisco y Colima y dejó a su paso una estela de devastación.
El poblado de Chamela, asentado antes de 1950, se ubica a menos de un kilómetro de la costa, con una superficie de 21,256 metros cuadrados, cuyo asentamiento no contaba con medidas de construcción para resistir el embate de la naturaleza; falta de servicios de agua potable, drenaje y luz, casas de madera, lona y en algunos casos, tejados y bardas, fueron arrasados a su paso por el meteoro de Categoría 5, considerado el más peligroso en la historia del pacífico mexicano.
Casi estuvimos en el ojo del huracán, comenta Arturo Morfín, policía municipal de Chamela, quien ya había vivido experiencias similares, según cuenta: “Con el huracán Jova, en el año 2011, nos inundamos tan terrible que el agua rebasó los 3.6 metros de alto; esto nos sirvió ahora, como referencia para evacuar la zona, antes de que Patricia tocara tierra y nos lastimara más de lo que hizo”.
Coordinados por Sedatu, los gobiernos federal, estatales y municipales, se decidió cuantificar los daños. Fue en ese momento que se identificó a Chamela como una de las comunidades con mayores afectaciones.
Se espera que el nuevo desarrollo turístico que se construirá en esa zona contará con una inversión superior a los 25.6 millones de pesos.
“Cuando Patricia nos pegó tuvimos la fortuna de contar con la presencia de la maestra Rosario Robles, estuvo muy al pendiente de nosotros, nos visitó casa por casa, familia por familia y envió personal para que esté al pendiente de nosotros. Llevamos un avance enorme con las casitas, las plataformas están por terminarse, es una bendición de Dios”, continuó en su charla don Arturo Morfín.
En aquella visita, la secretaria Rosario Robles aseguró a los pobladores que se reconstruirían las casas con apoyo del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Para ello, se planeó un proyecto de 48 viviendas dignas, habitables y seguras, de acuerdo al censo realizado por la Delegación de la Sedatu en Jalisco, lo que ha cambiado la vida de sus 143 habitantes.
La entrada principal de la localidad se embellece con empedrado de piedra bola de río, un circuito adoquinado conformado por cuatro manzanas incluyendo una intersección, banquetas, machuelos, rampas para discapacitados, así como los servicios de agua potable, drenaje y luz eléctrica con cableado subterráneo para evitar que en caso de contingencia los postes y cables energizados aseveren la emergencia, además de mejorar la imagen urbana; mientras que para mitigar riesgos, se proyecta un talud de contención perimetral de 600 metros lineales alrededor de la comunidad, cuya inversión asciende a 3.4 millones de pesos.
Como parte del proyecto de urbanización de Chamela se incorporan espacios verdes como un parque lineal dotado de canchas de usos múltiples, terrazas, camino arbolado y área de juegos. Por otro lado, la construcción de las casas que cuentan con dos recámaras, baño completo, estancia sala-comedor y cocineta, se realizó en terrenos de 150 a 300 metros cuadrados de los cuales 45 metros cuadrados corresponden a construcción, con posibilidades de crecer a 60 con otra recámara o la estancia de comedor.
La construcción se realizó con sistemas innovadores bioclimáticos de ventilación cruzada, que sustituye a las ventanas de cristal para evitar que éstas se rompan con el viento o el golpe de objetos durante fenómenos climáticos, el tabique tipo Novablock contiene propiedades térmicas que hacen frescos los espacios interiores. Los tinacos, con los que antes no contaba la población, tienen una capacidad de 450 litros y contarán con una cubierta en madera que evitará daño climático y mejorará la vista aérea.
De acuerdo con el enlace del Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares (Fonhapo) en Jalisco, Andrés Ampudia Farías, resulta de suma importancia el respeto hacia el espacio de las comunidades que, pese a encontrarse en zonas de riesgo, han sembrado sus raíces y costumbres en la tierra que les representa su único patrimonio, por ello se busca no imponer, sino colaborar y apoyar a los pescadores que se establecieron en la zona hace más de 70 años.
Soledad Cobián del Valle, habitante de Chamela, refiere que por primera vez en toda su vida se siente segura del paso de huracanes y tormentas tropicales, ya que tanto ella como su hija fueron beneficiadas con una casa propia y ahí se resguardarán y protegen sus pertenecías materiales de los fenómenos climáticos, mismas que han llegado a perder con las inundaciones.