La población que en su mayoría padece pobreza patrimonial absoluta o relativa, ronda los 12 millones de mexicanos
Para resolver una parte del rezago de vivienda que afecta a millones de mexicanos de bajos ingresos -no afiliados a ningún sistema de seguridad social-, es necesario contar con mayores recursos y crear sinergias con la banca comercial, gobiernos estatales y municipales, para crear nuevos productos y acceder al financiamiento de una vivienda digna, afirmó Ángel Islava Tamayo, director general del Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares (Fonhapo), órgano descentralizado de Sedatu.
Al participar en el Encuentro Universitario de Vivienda Social “Por la Inclusión”, organizado por la UNAM, Islava Tamayo señaló que se requieren alianzas para diseñar productos específicos para este tipo de familias. “Pero no sólo tiene que ver con la banca comercial, también tiene que ver con aportaciones de gobiernos estatales y municipales que nos puedan permitir potenciar nuestro presupuesto para llegar a un mayor número de familias de escasos recursos en el país”, dijo.
Comentó que uno de los principales retos es encontrar las condiciones para mejorar el nivel de vida de las familias que no tienen acceso a una vivienda digna y crear mayor conciencia en la sociedad de que los pobres son primero.
“Pese a los esfuerzos que hace el Gobierno de la República”, destacó, “los recursos resultan insuficientes, considerando que la población que vive por debajo de la línea de bienestar y que en su mayoría padece pobreza patrimonial absoluta o relativa, ronda los 10 a 12 millones de mexicanos. La capacidad de respuesta, lógicamente está por debajo de la demanda”.
Para darse una idea, dijo Islava Tamayo a los universitarios, el Fonhapo una institución nacional, su presupuesto es igual o menor al que tiene el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México que ronda los 2 mil 500 millones de pesos.
Al abordar el tema: “Acceso a la vivienda para rezagados y no afiliados”, moderado por el director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Marcos Mazarí, explicó Islava Tamayo que con la actual administración, las condiciones de vivienda popular que hace el Fonhapo cambiaron radicalmente.
“Nos dio instrucciones de que todas las casas tenían que ser de 2 recámaras y en un espacio mínimo de 45 mts2, con techo de losa y un costo promedio de 110 mil pesos; hoy, con menos recursos, FONHAPO hace más y mejores viviendas, para que las familias vivan dignamente”.
Finalmente, envío un mensaje a los futuros arquitectos: “Ustedes van a diseñar y a verificar que la construcción de las viviendas no solamente son ladrillos, sino lugares donde hay gente que vive, siente y sufre, y sobre todo, en esas casas se va a cimentar el futuro de los niños que van tener en sus manos la tarea de un México mejor”, concluyó Islava Tamayo.