A raíz de la marcha realizada el pasado viernes en contra de la gentrificación, el tema ha tomado fuerza en los últimos días. Sin embargo, ¿qué es este fenómeno?, ¿cómo afecta a la ciudadanía?
Primero, es importante entender qué se entiende por gentrificación. De acuerdo con ONU Hábitat, el fenómeno de la gentrificación se da cuando:
“Un proceso de renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención”.
En la práctica, este flujo de personas -con un buen poder adquisitivo– que llega a determinado barrio o colonia, provoca un aumento en precios tanto de renta o venta. Esto, derivado de un incremento en la demanda por vivir en la zona, así como el hecho de que están dispuestos, y en posibilidad, de pagar lo que las condiciones del mercado establecen.
¿Qué pasa con la gentrificación en la Ciudad de México?
Lo que se vive en la capital del país ayuda a entender el proceso de gentrificación de un barrio.
En el caso de la Ciudad de México, este fenómeno se ha observado en colonias centrales como la Roma o Condesa, en donde, por el nivel de servicios, infraestructura y ubicación, se vuelven muy populares para muchos que desean vivir cerca de áreas de trabajo y vida social.
Sin embargo, esto provoca un aumento de la demanda por espacios habitacionales, lo que lleva a un incremento en precios de renta y venta, y que ocasiona que muchas familias ya no puedan cubrir el costo de la vida en estas zonas; es decir, el mercado se ajusta a la oferta y demanda.
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Lo anterior, sumado a una dinámica de mercado natural vista en los últimos años, en donde los valores de vivienda en toda la CDMX han ido a la alza. Este escenario se recrudece por una baja en la producción de vivienda en general; pero, sobre todo, por la desaparición de la vivienda social en la capital. Dicho de otra de manera: en los últimos años, en la capital del país se ha construído poca vivienda y eso poco que se construye es de alto valor.
Entre otras cosas, factores como el costo del suelo y la tramitología, hacen que los costos de las viviendas producidas se eleven, lo que lleva a que sea imposible lograr los margenes para desarrollar vivienda social, por debajo de 1 millón de pesos.
Nómadas digitales y Airbnb como potenciadores
A partir de la pandemia, al escenario de aumento generalizado se sumó el tema de nómadas digitales y plataformas como Airbnb, que impulsan la renta de corto plazo con vocación turística, y que llegan a estas zonas por lo atractivo que resultan para habitar.
Es importante señalar que estos factores (la llegada de nómadas digitales y la presencia de inmuebles rentados bajo Airbnb), no son el único causante del aumento en los cotos de vida, aunque sí sumaron de manera importante a este proceso de encarecimiento.
Pero ¿este factor cómo impacta en el fenómeno de la gentrificación?
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- Al ser más lucrativo, muchos propietarios o desarrolladores prefieren atender a estos sectores (rentas cortas y nómadas digitales), dejando de lado la necesidad de la población local.
- Así, se alinean a una lógica de mercado, en donde se genera la oferta de espacios, tanto para venta como rentas cortas o largas, que atienda lo que buscan estos sectores, estableciendo los precios que su nivel de ingreso les da para pagar, y que están alejados de la capacidad económica de una buena parte de la población mexicana.
De igual forma, es de suma relevanncia dejar claro que este encarecimiento de vivienda, que trae consigo la expulsión de habitantes de la CDMX, no solo se da en Roma y Condesa, sino que es un tema generalizado en la capital. En diferentes niveles, y no precisamente exponenciado por la llegada de extranjeros, sino por dinámicas de mercado, diversas zonas de la Ciudad de México viven procesos de gentrificación y expulsión.
Por ejemplo, ya se ven casos de colonias como Guerrero, Morelos, Agrícola Oriental, Pensil o Atlampa, en donde la vivienda nueva que se construye no baja de 2 millones de pesos, y que queda por encima de la capacidad de compra de familias de la zona.
Estos niveles, elevan los precios, tanto en renta como en venta, lo que lleva a la expulsión de las familias nativas de la zona, que se ven en la necesidad de buscar opciones de vivienda no solo en otra alcaldía, sino fuera de la Ciudad, al ya no poder pagar los niveles que se observan.
Pero no solo es la expulsión de las familias existentes y sus nuevas generaciones, sino que también se cancela la posibilidad para la llegada de nuevos habitantes que, por su trabajo, ven en la CDMX la alternativa ideal para habitar.
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