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Cooperativas, una tercera vía entre comprar y alquilar vivienda

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En las cooperativas suizas, los residentes compran acciones que sirven como depósito, y la renta se calcula en función de los costos de mantenimiento

Ante la crisis global de asequibilidad de la vivienda, Suiza ha consolidado un modelo que ofrece una alternativa distinta a las tradicionales opciones de comprar o alquilar: las cooperativas de vivienda.

Estas iniciativas, gestionadas por organizaciones sin fines de lucro, han logrado reducir costos, garantizar estabilidad a los residentes y fomentar comunidades más equilibradas.

Vivienda a precios accesibles en ciudades caras

El sistema de cooperativas funciona de manera sencilla: los residentes compran acciones de la cooperativa, que sirven como depósito y les otorgan voz en la toma de decisiones.

La renta se calcula únicamente en función de los costos de mantenimiento y no existe la posibilidad de especulación inmobiliaria, ya que al mudarse el socio recibe sus acciones al valor nominal original.

“No existe ese aspecto de la búsqueda de beneficios”, explicó Isabelle del Rizzo, Secretaria General de Armoup.

Por ejemplo, en Lausana, una de las ciudades más costosas de Suiza, un apartamento de más de 100 metros cuadrados (m²), con balcón y oficina, tiene un costo mensual de 1,760 francos (unos 2,200 dólares), casi la mitad de los alquileres de mercado en esa zona.

Estabilidad y comunidad

A diferencia de un arrendamiento tradicional, en las cooperativas los inquilinos tienen la certeza de que no serán desalojados por intereses de especulación. Además, muchos proyectos ofrecen espacios comunes como guarderías, talleres, lavanderías o salas culturales.

Para Tania Zambrano Ovalle, residente de Le Bled, una cooperativa inaugurada en 2023, el atractivo no es solo económico.

“No solo hay una crisis de vivienda en el mundo, sino también una crisis de soledad”, comentó al destacar la red de apoyo que se forma entre vecinos.

Diversidad social y apoyo público

No obstante, lejos de ser un esquema exclusivo para familias de bajos ingresos, en las cooperativas conviven trabajadores, jubilados, profesionistas y familias de clase media.

En el caso de Le Bled, la ciudad de Lausana otorgó un contrato de arrendamiento a largo plazo y compró participaciones para garantizar viviendas accesibles a residentes vulnerables.

“La vivienda cooperativa puede ayudar a prevenir la segregación extrema entre ricos y pobres”, afirmó Natacha Litzistorf, concejala de Lausana.

El arquitecto Laurent Guidetti, cofundador del proyecto, fue claro sobre su propósito: “Construimos el Bled para luchar contra la especulación inmobiliaria”.

Un modelo replicable

Actualmente, alrededor del 8% de la vivienda en Lausana y casi el 20% en Zúrich corresponde a cooperativas, y la meta es que esta cifra aumente a uno de cada tres apartamentos hacia 2050.

Los defensores del modelo aseguran que puede ser una vía replicable en otras partes del mundo para responder a los altos costos urbanos y al déficit de vivienda.

Como concluyó Claude Waelti, presidente de la cooperativa más grande de Lausana: “Tenemos el compromiso con la sociedad suiza de producir más viviendas a un precio inferior al del mercado”.

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Redacción Centro Urbano


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