ONU-Habitat indicó que el transporte no motorizado contribuirá a la adopción de estilos de vida más saludables, que reduzcan las emisiones de CO2
ONU-Habitat, el programa de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos, afirmó que la pandemia por Covid-19 ha traído cambios significativos en la movilidad urbana.
Entre dichos cambios destaca la proliferación del transporte no motorizado, provocada tanto por las regulaciones públicas como por las respuestas individuales.
“Se observó un impulso sin precedentes para los viajes no motorizados, como andar en bicicleta y caminar; mientras que el uso del transporte público, ahora asociado con la amenaza potencial de contagio, se desplomó”, señaló ONU-Habitat.
Lo anterior se debe a que, con el distanciamiento social como medida para frenar los contagios, la bicicleta ofrecía la posibilidad de un transporte urbano seguro; ya que proporciona una separación natural entre los usuarios.
Además, los medios de transporte no motorizados cobraron mayor importancia en algunas ciudades donde se restringió o desalentó el uso de vehículos motorizados privados.
“La evidencia inicial también sugiere que las mejoras en la infraestructura de transporte no motorizado pueden reducir las tasas de infección”, destacó ONU-Habitat.
En este sentido, algunas ciudades han transforman su infraestructura para caminar y andar en bicicleta en respuesta al Covid-19. Tal es el caso de Montreal, Canadá, que desarrolló 112 kilómetros de ciclovías y rutas peatonales; Bogotá, Colombia desarrolló 84 kilómetros de ciclovías temporales a principios de 2020; en Bruselas, Bélgica, todo el núcleo de la ciudad se transformó en una zona prioritaria para ciclistas y peatones; y en París, Francia, los carriles para bicicletas se ampliaron de manera similar y se abrieron varias ciclovías.
ONU-Habitat indicó que mantener el cambio hacia el transporte no motorizado tiene el potencial de contribuir a estilos de vida activos; mismos que mejoren la salud personal y reduzcan las emisiones de CO2. Además, las mejoras en las aceras, ciclovías y otras infraestructuras pueden aumentar la seguridad vial; esto al reducir los conflictos entre diferentes modos de transporte, como el frecuente entre coches contra bicicletas.