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Fundación Hogares, 15 años impulsando la recuperación de comunidades

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Fundación Hogares muestra problemáticas urbanas que se presentan en localidades de todo el país; así como su contribución para resarcir el daño a las comunidades

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), en México, el 48% de las localidades enfrenta altos niveles de marginación. Estos complejos habitacionales se enfrentan a situaciones como dificultad de acceso al agua potable, la educación o el transporte.

Ante esta situación, miles de vecinos han decidido no esperar soluciones externas, se organizan para buscar regenerar espacios y sus comunidades. A este esfuerzo se suma Fundación Hogares.

Desde hace 15 años, la organización brinda acompañamiento y asesoría a las comunidades para realizar acciones de regeneración física y social en distintas regiones del país. Durante este tiempo, se ha logrado beneficiar a más de 2.5 millones de personas.

José de Jesús Gómez Dorantes, presidente del patronato de Fundación Hogares, destacó que el objetivo de la fundación es impulsar una mejor calidad de vida en los desarrollos.

“Fundación Hogares nace en 2010 por la necesidad de trabajar con las comunidades y desarrollos habitacionales del segmento de interés social con el objetivo de fortalecer el tejido social y buscar una mejor calidad de vida para todas las personas que integran dichas comunidades. Pensamos que esa necesidad sigue existiendo hoy en día en todo el país”, comentó.

Asimismo, destacó que se han intervenido más de 1,000 comunidades de todo el país.

“Desde 2010 años, Fundación Hogares ha realizado intervenciones en más de 1,000 desarrollos habitacionales compuestos por más de 645,000 viviendas y están ubicados en 68 municipios de las 32 entidades federativas. Esto, ha presentado una inversión superior a los 1,100 millones de pesos y ha beneficiado aproximadamente 2.5 millones de personas”, señaló.

Por su parte, Madeleine cortes, directora general de Fundación Hogares, destacó la labor colaborativa y voluntaria de todos los participantes en estas acciones.

“Nuestro trabajo consiste en construir puentes para que todos los días sean mejores para los habitantes de las comunidades y para todos los vecinos que transforman los territorios a diario”, platicó.

Aunado a ello indicó que uno de los retos de la recuperación de comunidades es la indiferencia, por lo que la visibilidad y voluntad de cambio son fundamentales.

“Con este trabajo vienen retos muy grandes. Estar aquí demuestra un compromiso de quitarnos esta indiferencia por las comunidades mexicanas. Los invito a que juntos hagamos comunidad, que podamos sentir estos latidos y sumemos a la labor”, indicó.

Voluntariado, pieza clave

Algunos ejemplos de intervenciones que realiza Fundación Hogares en el espacio público son la recuperación de áreas comunes, la creación de huertos comunitarios, la pinta de murales, así como la capacitación y el acompañamiento a los vecinos.

Al llegar a una comunidad, la fundación y los habitantes realizan un diagnóstico para conocer las necesidades del complejo habitacional y, con base en ello, implementan las acciones necesarias.

Por ejemplo, en la comunidad Urbi Villa del Prado, primera sección, en Tijuana, durante el periodo 2019-2023, la fundación apoyó en la pinta de murales para mejorar la imagen urbana, gestionó ante las autoridades locales la repavimentación de avenidas principales, brindó talleres gratuitos y capacitó a los vecinos para que continuaran con la labor.

María Gutiérrez, vecina de la comunidad, explicó que antes de esta intervención muchos habitantes abandonaron sus viviendas debido a la lejanía del complejo y a la falta de acceso a servicios de salud y educación. Este abandono provocó la invasión de viviendas, la aparición de tiraderos clandestinos y el aumento de la inseguridad. Sin embargo, después de la intervención de la fundación, la comunidad se convirtió en un ejemplo de recuperación, pues su labor continúa con el acompañamiento de la organización.

“Con ellos fue como empezar a rehabilitar nuestra colonia. Nuestra colonia realmente estaba muy destruida; los vecinos que vivíamos ahí teníamos un entorno como si fuera de vandalismo, de inseguridad. Cuando entra Fundación Hogares, nos apoya en la rehabilitación de espacios. Fue un trabajo acompañado, porque cuando entran también nos enseñan cómo gestionar ante el ayuntamiento. Nosotros no sabíamos hacia quién dirigirnos, entonces ellos nos enseñaron el camino”, comentó.

A raíz de la pandemia, Antonina García atravesó una depresión. Un día vio que en su comunidad ofrecían cursos sobre el cuidado de hortalizas y decidió asistir porque quería saber “cómo se hacían las lechugas”. Hoy, casi cuatro años después, es una integrante fundamental del Huerto Esperanza Verde, ubicado en Zumpango.

Desde 2011, este proyecto ha recuperado 2,300 metros cuadrados de espacio público. Cuenta con un sistema de riego, camas de cultivo, cocina comunitaria, patio de juegos, cancha de fútbol, paneles solares y un sistema de captación pluvial, entre otras instalaciones.

“Yo estuve en una depresión muy fea, no tenía ganas de nada. Siempre me han interesado las plantas; siempre tenía algunas en mi casa, sembraba lo que podía. Vi un aviso de que iban a plantar lechugas y dije: ‘Voy a ir a ver qué están haciendo’. Yo siempre he sido muy solitaria, no pensé que me iba a adaptar, pero aquí seguimos, y hoy me da mucha emoción ver que se me dieron los jitomates, las cebollas y los rábanos”, platicó.

Por otro lado, Sagrario Ortega, administradora de empresas en Tlajomulco de Zúñiga, impulsa desde hace nueve años una labor educativa y social con niños en situación vulnerable de su comunidad. Desde hace tres años, la fundación le brinda más herramientas y capacitación para ampliar su alcance y constituirse como una asociación civil.

“Yo trabajo con niños en situación vulnerable y que no van a la escuela. Nosotros les damos servicios de alimentación y educación primaria y secundaria. Trabajar con Fundación Hogares nos ha transformado la perspectiva y también la posibilidad de poder ayudar a más niños. Yo les digo que me siento como adoptada, porque antes era con nuestras propias fuerzas y era muy difícil, ya que no teníamos una estructura ni maneras de obtener recursos para brindar un mejor servicio. La fundación nos ha llevado a constituirnos como una asociación civil y nos está enseñando a captar fondos, a buscar la manera de ser autosustentables y de poder tener mejores recursos en cuanto a espacios y economía”, detalló.

Latidos del Territorio

Para festejar sus 15 años de operación Fundación Hogares montó la experiencia inmersiva Latidos del Territorio, con el objetivo de “sentir los latidos de las comunidades urbanas.

A través de cuatro salas, la exposición busca visibilizar las problemáticas urbanas y mostrar el poder del cambio en las comunidades, creadas a partir de testimonios.

Las salas son:

De la inmensidad a la ‘invisibilidad’. Primer latido: el reconocimiento: Espacio que muestra la desigualdad urbana que se encuentra en México.

Mi casa es tu casa. Segundo latido: La Empatía: Una muestra de la cotidianidad de condiciones adversas en las que viven miles de mexicanos.

Habitar lo desolado. Tercer latido: la incomodidad necesaria: Un ejemplo de cómo las condiciones urbanas difíciles pueden impulsar el abandono de comunidades. Un abandono no sólo físico, también de atención y empatía.

Un latido que renace. Cuarto latido: la resiliencia: “Es el latido de la comunidad, que nos muestra que la esperanza es capar de germinar en donde menos se espera”.

“El arte aquí no es adorno, es herramienta de cambio. La transformación de estos lugares ocurre cuento la fuerza de las comunidades se encuentra con el compromiso de distintos sectores. Sólo la colaboración genuina genera cambios duraderos”, afirmó Madeleine.

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Rebeca Romero


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