Debido al desinterés social y político, la biodiversidad en las ciudades, se ha visto afectada de manera contundente
La investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, Gabriela de la Mora destacó que existe una falta de reconocimiento político y social de los beneficios que aportan las áreas naturales protegidas urbanas. Ya que, estas carecen de interés y cultura de ciudad entre los lideres y grupos de interés asociados al sector inmobiliario.
Esto se debe a que la conservación de zonas naturales protegidas urbanas y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos asociados, no ocupan un lugar relevante en la agenda política. Debido a ello, la sociedad ha sometido presión a las autoridades en temas como; cinturones verdes, claves para el mantenimiento de servicios ecosistémicos hidrológicos y contención de urbes.
Cabe recalcar, que durante los últimos 25 años, la política de zonas protegidas se considera la columna vertebral de la estrategia de preservación de ecosistemas y biodiversidad en el país. A pesar de ello, dichos espacios cuentan cada vez menos con recursos humanos y financieros.
Por tal motivo, se necesitan lograr acuerdos y la concurrencia de los diferentes niveles de gobierno en conjunto a la sociedad civil para su manejo adecuado y coservación. Esto se debe a que durante décadas se ha favorecido el crecimiento urbano sin planeación. Y con ello, la especulación en el ámbito de bienes raíces, rubro que genera impactos negativos relacionados con inseguridad, contaminación y aumento de riesgos sociales y ambientales.
Sector inmobiliario y biodiversidad
Como resultado del favorecimiento del sector inmobiliario, estas áreas carecen de un estatus especial y por ello, se presenta la pérdida de conexión con otros ecosistemas. En ese sentido, se debe entender la importancia de la acción colectiva en las ciudades.
Ya que, estas colaboran de manera directa en los espacios para intentar contribuir en la protección de estos paisajes. Los cuales, han quedado aislados y podrían perder sus características ecológicas.
Bajo estas premisas, la Organización Mundial de la Salud ha establecido espacios verdes con nueve metros cuadrados(m2) por habitante. Además, de que estas zonas no deberán estar a más de 15 minutos de distancia de los usos habitacionales.
En México “no tenemos ese privilegio”
En Monterrey solo existen 3.91 m2 por habitante, y cuenta con 12 áreas naturales protegidas dentro de la urbe o espacios circundantes. Mientras que Guadalajara cuenta con 3.5 m2 y siete áreas protegidas, dentro de las cuales cinco poseen mayor fragilidad. Ya que, algunas carecen de programas de manejo, presupuesto y personal.
Estas características propagan consecuencias ecológicas como; el establece el cambio de uso de suelo por la urbanización y la expansión urbana. Sumado a ello, los asentamiento irregulares generan incidencia de incendios, fragmentación del hábitat y aumento de especies invasoras.
“Es fundamental informar a la sociedad sobre las consecuencias de la degradación de estos entornos para la sostenibilidad de las ciudades, la vida humana y los ecosistemas”, agregó Gabriela de la Mora.
Por tal motivo, existen colectivos como ‘Ecologista Jalisco’ y ‘del Colectivo Ciudadano Pro Bosque Pedagógico del Agua’, que implementan la metodología de restauración participativa. Ya que, no se trata de ir a plantar árboles y olvidarlos, sino de llevar a cabo proyectos a mediano y largo plazo.
