En el caso del Tren Maya, Fonatur está comprometido a sumar elementos sociales, ambientales y culturales que ayuden a detonar el desarrollo integral de la región sureste
A poco más de dos años de la actual administración del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), uno de los grandes objetivos sigue siendo tratar de sanear las malas prácticas que se hicieron en administraciones pasadas, y que sin duda, trajeron grandes consecuencias al Fondo.
Sin embargo, de acuerdo con Rogelio Jiménez Pons, director general de Fonatur, siguen firmes con el compromiso de poder entregar en tiempo y forma uno de los proyectos que marcarán un antes y un después en la historia del organismo: el Tren Maya, considerado como una de las obras más importantes en materia de infraestructura turística y de desarrollo integral, no sólo para México, sino para América Latina.
«Primero la gran preocupación porque el tiempo vuela. Realmente cuando yo veía al presidente como candidato y decía que la política es tiempo, yo no entendía bien el concepto, pero ya viéndolo en la práctica sí es un factor fundamental. El tiempo yo creo que es el elemento más escaso en cualquier administración política.
«Todo se tiene que hacer a contratiempo, y particularmente en México, porque en México, la continuidad de programas es muy difícil (…) En sexenios anteriores vemos como hay discontinuidad establecida, o sea es una falta de madurez institucional, pero es la realidad mexicana».
En entrevista exclusiva con Revista Inversión Inmobiliaria, Rogelio Jiménez Pons destacó que Fonatur es una institución con grandes atributos, que puso en el mundo nuevas fronteras del desarrollo turístico.
«Fonatur es un fondo que fue generado no por el sector turismo sino por el sector financiero del país, y si bien sirve al sector turismo, realmente fue un criterio financiero, porque en la década de los 50’s y 60´s, la actividad turística en México demostró que era fundamental para el avance de pagos en términos de divisas.
«(…) El propósito fundamental como en los buenos tiempos de Fonatur, que fue crear inversiones para desarrollo turístico, se hizo muy compleja. Hay una empresa que ya está en quiebra, y que tiene que ser absorbida, porque dejó un desastre. Una empresa constructora que participó en algunas obras de muy mala reputación, como la Estela de Luz o el Parque Bicentenario; ahora sí que dejó una estela de corruptelas, y mucho ese tipo de cosas. Entonces no hemos podido todavía sanear al nivel que quisiéramos, precisamente porque tenemos un compromiso, un programa muy complejo», resaltó.
El arquitecto Jiménez Pons destacó que, sin embargo, ahora ya después de muchos años, Fonatur vuelve a estar con un proyecto prioritario como lo tuvo con Cancún o con Loreto, Los Cabos, Ixtapa y Huatulco. De esta manera, dijo, el Fondo vuelve a tener una una notable participación en la economía.
«Hoy estamos encabezando uno de los tres o cuatro proyectos más importantes de infraestructura y posiblemente uno de los más grandes proyectos de infraestructuras en toda América Latina (…) Sí sabemos que hay factores de Fonatur que deben ser resueltos. Hicimos también muchas liberaciones en términos de ventas, estamos tratando de generar ventas, porque tenemos que tener nuestros propios recursos autogenerados».
Estos recursos, de acuerdo con el director general de Fonatur, servirán para otro tipo de iniciativas, como es el caso de Fonatur Solar, que servirá para que el Fondo entre en la generación de energía solar.
Asimismo, Jiménez Pons destacó que parte de todo esto es lograr consolidar una empresa de Estado que se comprometa. Por ejemplo, dijo, un caso muy particular que ocurre en los centros turísticos de México, que tienen un buen nivel de vida para los turistas, con buenos condominios, hoteles, etcétera; sin embargo, no ocurre lo mismo con los trabajadores, quienes viven muchas veces en las peores condiciones.
«La creación de una empresa como Fonatur Solar no es hacer un negocio por hacer un negocio, sino que ese negocio tenga la aplicación de recursos, de las utilidades, que son muchas, para que se distribuyan en los territorios a las que pertenecen las granjas solares, de tal manera que si yo estoy en una granja solar en Los Cabos, que será de las primeras, el beneficio sea para los que están ahí; más bien es para tres sectores: el sector social, el sector ambiental y el sector cultural (…) Esas utilidades van a reforzar donde tenemos grandes problemas de desajustes y contrastes, porque si no, no alcanza el dinero».
El Tren Maya y su visión de desarrollo integral
Rogelio Jiménez Pons asegura que sin duda no alcanzará el tiempo para corregir todo lo que quisieran, pero sí tendrán que dejar listo el nuevo y más importante producto a su cargo: el Tren Maya, un proyecto integral que busca detonar el desarrollo de toda la región sureste del país.
En ese sentido, aseguró que el Tren Maya es el legado fundamental de Fonatur. Por ello, el organismo está comprometido a sumar elementos sociales, ambientales y culturales para que se tengan en la misma medida incorporación de elementos que hagan por un lado exitoso el viaje, el éxito de los viajeros desde que llegan a lugares, pero por otro lado elementos que ayuden al desarrollo integral de las zonas y las comunidades.
«El presidente ahorita nos dio una instrucción, fundamentalmente al Instituto Nacional de Antropología, y estamos coadyuvando con esta Institución y con Cultura para arreglar las 15 zonas arqueológicas principales de la península, porque puede haber un Tren muy moderno, pero si las zonas arqueológicas siguen teniendo deficiencias en los servicios, en los baños, en las zonas de acceso, no hay señalización correcta, si no entramos integralmente a ese tipo de cuestiones, pues el Tren es nada más un instrumento de infraestructura.
«El Tren es un factor de desarrollo de visión integral. Han habido reuniones con las comunidades, en las consultas y todo eso, y de repente un campesino levanta la mano y dice: bueno está todo muy bien, qué bueno que hay un tren, pero miren yo no tengo agua. En ese momento estamos obligados a que esos grupos de alguna forma los podamos integrar al desarrollo, estamos obligados a buscar la gestión».
Rogelio Jiménez Pons destacó que a partir de las consultas se creó un Comité en donde participan 40 agencias federales, entre Secretarías de Estado, bancos, fondos, etc., y en donde poco a poco se empiezan a dar resultados para aterrizar inversiones en esos territorios, con programas específicos para cada caso.
El objetivo de todo esto, dijo, es levantar al sureste de México, porque es una deuda histórica que se tiene en México por ser un factor de rezago. Sin embargo también es un gran potencial generador de beneficios para el resto de la república, por lo que, aseguró, es una de las mejores inversiones que puede hacer actualmente el gobierno y la sociedad mexicana.
«Lo que no debe dejar de hacer el Estado es tener actitud activa. Dejó hacer planeación y se vinieron muchos problemas de especulación, dejó de hacer muchas cosas, controles, la corrupción, en fin. El Estado debe tomar su elemento fundamental de promoción y rectoría de ciertas acciones para dejar un piso parejo al inversionista.
«Hablar de desarrollo sustentable es hablar fundamentalmente de saber equilibrar. Ese es el papel del Estado y debe contemplar cuatro factores: el económico, el ambiental, el social y el cultural. Si esos cuatro factores se asientan correctamente, son cuatro pilares».
De acuerdo con el director de Fonatur, el factor importante en este tipo de proyectos sin duda es el social. De esta manera, dijo, se deben crear condiciones para que las comunidades aporten junto con el sector privado.
Por otra parte, el arquitecto Rogelio Jiménez Pons dijo que por un lado hay que subsanar ciertos rezagos, entre ellos los de planeación. Para ello, cuentan con el apoyo de la Sedatu y de ONU-Habitat, que tienen a su cargo algunos programas específicos de algunas ciudades en particular.
«Cada región, cada producto tiene un proceso de maduración, y ya es aquí donde las comunidades y donde otros actores de participación pueden irlo alimentando (…) El Tren Maya ya tiene una parte muy importante, que es la parte turística, porque es glamour lo que está a la vista, y es lo que vamos a explotar mucho.
Pero la parte profunda, donde el Tren Maya va a tener un trascendente cambio histórico en la región es en la parte agroalimentaria, que significa centros de acopio, cadenas de frío, sistemas logísticos, una serie de cosas que no tienen el glamour de turismo, pero que son fundamentales para el crecimiento y desarrollo de la región».
Este texto se incluye en la edición 78 de Revista Inversión Inmobiliaria