El subsidio es un instrumento polémico, que pierde validez cuando su aplicación no se justifica, cuando no se alcanzan los objetivos que lo motivan o cuando se distribuye en forma poco equitativa.
Hay motivos para criticar el subsidio a las gasolinas…
Primero, porque incentivan el uso del automóvil en tiempos en que la lógica ambientalista marca lo contrario.
Segundo, porque los más pobres del país no tienen automóvil y en consecuencia buena parte del recurso federal acaba sirviendo para subsidiar las gasolinas de los vehículos de lujo.
El subsidio a la tortilla también tiene sus cosas… porque beneficia lo mismo al muy pobre, que al que el hecho de ser muy rico no le quita el gusto por los tacos.
Además hay que decir que en algunos casos, como en el de las gasolinas, el subsidio anual es enorme… hablando de cientos de miles de millones de pesos.
El subsidio a la vivienda, en cambio, es un subsidio de efecto multiplicador, que cumple con el objetivo de atender en forma específica y directa a los más pobres, que multiplica el recurso en la medida en que necesariamente se complementa con créditos que no implican recurso federal y que tendrá que pagar cada beneficiado.
El subsidio a la vivienda es recurso que reciben directamente los beneficiados y que utilizan para comprar una casa, con lo que de forma directa inyecta dinamismo a un sector productivo altamente generador de empleo.
Y ojo… Que este año “sólo” se destinan 8 mil millones de pesos a subsidios para vivienda… ¿Imaginan el alcance de hacer crecer esta bolsa ajustándola al menos al tamaño de la demanda?
Nos vemos mañana a las 11:30 pm en Vivienda en Verde. Es por Green TV en 410 de IZZI, 392 de Total Play y en línea a través de www.greentv.com.mx.