El tema es que no es tan fácil…
No se trata solo de soltar programas de reconstrucción, aún y cuando éstos vengan respaldados por bolsas importantes… El verdadero reto está en entender las diferentes realidades de cada región afectada, para, en consecuencia, afinar procedimientos y regulaciones para crear el entorno que permita que se pueda aplicar la solución adecuada a cada caso.
Fueron los mismos sismos, pero los daños son muy diferentes… Todas son tragedias… Pero lo que pasó en Chiapas y Oaxaca es muy diferente a lo que pasó en Puebla y Morelos… Así como lo que pasó en estos estados, poco tiene que ver con los efectos que tuvieron los sismos en la Ciudad de México.
Y la pormenorización del daño nos puede llevar más lejos; nos puede llevar a entender que lo que pasó en las chilangas colonias Roma, Del Valle o Condesa, muy poco tiene que ver lo que pasó en las igualmente chilangas delegaciones Iztapalapa y Xochimilco.
Cualquier pasante de medicina lo diría… Si la enfermedad es diferente, lo más probable es que el remedio también deberá ser diferente.
Voy a tomar la opinión de un especialista a quien respeto mucho, para explicar la emergencia segmentándola en cuatro vertientes:
En Oaxaca y Chiapas estamos hablando de un desastre acontecido fundamentalmente en zonas rurales marcadas por pobreza y dispersión, donde la reconstrucción deberá ser por la vía del subsidio y la autoproducción asistida, y en donde será fundamental que sea la misma sociedad la que garantice la eficiencia y transparencia de los programas.
Puebla y Morelos enfrentan una crisis con componentes rural y urbano, en que si bien también prevalece la pobreza, existen condiciones para canalizar apoyos más formales; si bien es cierto, que habrá que poner mucha atención a una serie de activos patrimoniales que resultaron afectados.
En el caso de la Ciudad de México se registraron daños en las 16 delegaciones, si bien es cierto que el golpe más fuerte lo recibieron Cuauhtémoc y Benito Juárez.
Pero en la capital del país la cosa no queda en ese análisis superficial, Iztapalapa y Xochimilco son delegaciones todavía con una vertiente rural, que aunque a primera vista pudiera pensarse que serán menos atendidas, están en realidad en la mira de diferentes instancias públicas y privadas muy preocupadas por la posible emergencia social, lo que permite suponer que contarán en realidad con apoyos de todo tipo… En estas zonas habrá recursos, lo que habrá que ver, es que se implementen programas dirigidos a restablecer un tejido social que ya venía mal incluso desde antes de los sismos.
En contraste, algunas de las zonas más afectadas en las delegaciones centrales, por ejemplo las colonias Del Valle, Roma y Condesa, son barrios de nivel medio alto, para donde sin duda habrá recursos para la reconstrucción, lo que deja el verdadero problema en la restructura o demolición de muchos edificios de todo tipo, y, en la reactivación de las economías locales, lo que resulta fundamental por ser zonas que representan el corazón económico de la capital… Que es a su vez el corazón económico del país.
¿Ustedes por dónde y cómo empezarían? Fácil no es, aunque sin duda se trata de dar forma a un proyecto integral que reconozca y responda a las características de cada caso…
Harán falta recursos de todo tipo, pero, sobre todo, hará falta inteligencia para coordinar y vincular a instancias de todo tipo de los sectores público y privado… Teniendo a la sociedad no como simple espectador, sino como una parte más de la solución.