Por Gustavo López Padilla*
En la experiencia de la vida, todo suma…
A lo largo del ejercicio profesional de los arquitectos, existe un porcentaje de oportunidades de trabajo, que por distintas razones no llegan a construirse o se hacen de manera distinta de cómo era el proyecto originalmente acordado. Pero como quiera que sea, estos proyectos se suman y forman parte del conjunto de la experiencia proyectual, que representa a un equipo de diseño en lo particular. En algunos de estos trabajos se exploran relaciones urbanas, propuestas volumétricas, secuencias espaciales o soluciones de detalle, que mas tarde terminan siendo la base conceptual para otras oportunidades que si llegan a materializarse. Existe una buena cantidad de experiencias de esta naturaleza en el mundo, entre urbanas y arquitectónicas e incluso algunas de ellas, dada su naturaleza, claridad y profundidad conceptuales, que sin haberse construido, permaneciendo casi como propuestas teóricas, se han convertido en referencias universales para otros proyectos, para distintos arquitectos, que si han llevado a buen puerto sus proyectos, existiendo entonces una importante deuda conceptual, entre proyectos no realizados y otros que si llegan a ser ejecutados.
Sánchez Arquitectos y Asociados, a lo largo de casi ya cincuenta años de ejercicio profesional, ha desarrollado 308 proyectos, de los cuales 243 son de naturaleza arquitectónica, distintos temas, escalas, unos solicitados por la iniciativa privada y otros encomendados por distintas dependencias gubernamentales y 65 de carácter urbano, que van desde la escala de planeación regional hasta diseños puntuales particulares. El porcentaje de las obras finalmente construidas a lo largo de todo este tiempo, llega casi a un 80% del total, significando un buen promedio como experiencia profesional.
En este orden de ideas, en el año 1979, le fue encomendado a Sánchez Arquitectos y Asociados el proyecto del Hotel Holiday Inn Caballito, que se ubicaría en la confluencia del Paseo de la Reforma, Ave. Juárez, Rosales y Basilio Badillo, en la colonia Juárez, Alcaldía Cuauhtémoc, en la ciudad de México. El diseño fue realizado en equipo por Luís Sánchez Renero, Félix Sánchez Aguilar, Gustavo López Padilla y Fernando Mota Fernández, contando con la colaboración de Héctor Meza Pastor y Humberto Ricalde González. El proyecto en cuestión contempló el contar con 844 cuartos hoteleros, mas todos los servicios complementarios que una obra de esta naturaleza amerita. El desarrollo del diseño ejecutivo duró poco mas de un año, iniciándose los trabajos de construcción en 1981, dentro de los cuales Sánchez Arquitectos y Asociados realizó actividades de supervisión arquitectónica, para verificar conjuntamente con todo el equipo de obra, el apego de lo construido con el proyecto finalmente aceptado.
Dada la importancia y complejidad del proyecto, se inició el proceso de diseño, analizando exhaustivamente en términos urbanos, los usos del suelo próximos al terreno donde se ubicaría el hotel, valorando los lugares de interés en los alrededores, además de los aforos de vehículos en la zona con orígenes y destinos, sistemas de transporte que pasan por y llegan al lugar y las principales condiciones del contexto circundante, incluyendo vistas en perspectiva hacia y desde lugar. Todo esto con la finalidad de conocer el impacto que tendría el hotel en el área urbana donde sería construido. Se visualizó la altura que podría resultar del volumen requerido, haciendo juego con el edificio preexistente de la Lotería Nacional, llamado también Prisma, del año 1970, proyecto de los arquitectos Ramón Torres Martínez y David Muñoz Suarez, considerando que el par de volúmenes altos que se ubicarían frente a frente, podrían constituir formalmente un marco de referencia visual, iniciándose en este nodo, el tránsito vial del Paseo de la Reforma que se encamina hacia el norte de la ciudad.
En términos de arquitectura propiamente, se analizaron los principales hoteles de escalas semejantes, existentes en ese tiempo en la ciudad de México, para conocer e identificar componentes de programa y funcionamientos. Sumando lo anterior, a partir del programa arquitectónico acordado con los clientes solicitantes de la obra, se definieron tres componentes generales de proyecto: zona de estacionamientos, zona de servicios para el público, así como los necesarios para la operación del hotel y finalmente la zona de cuartos. Los estacionamientos se dispusieron en cuatro niveles abajo del nivel de banqueta, los servicios generales ocuparon los seis primeros niveles, sobre el nivel de banqueta y se le denominó a esta zona cuerpo bajo y finalmente sobre y desprendida del nivel anterior, mediante un vacío espacial, se propuso una torre alta de base cuadrada, de treinta y ocho niveles, que alojaría los distintos tipos de cuartos del hotel y algunos servicios complementarios, necesarios para la operación de cada nivel alto. Finalmente sumando los niveles del cuerpo bajo, mas vacíos y los de la torre, resultó un volumen de cuarenta y cinco niveles. En términos de áreas a construirse, el hotel contaría con un total de 79,610.26 m2 100 %, estacionamientos 18,147.06 m2 22.8%, cuerpo bajo 20,389.60 m2 25.2% y la torre alta 41,073.60 m2 52 %.
La separación física y operacional, propuesta entre el cuerpo bajo y la torre, se pensó de tal manera que lo que fueran los servicios al público y lo que es la zona de cuartos, tuvieran vivencias autónomas, ya que seguramente habría gente que solo usaría los servicios, otras solo los cuartos y otras más que usarían el todo. El cuerpo bajo viviría en relación a dos grandes plazas cubiertas de cuatro y tres niveles de altura, en las que se hicieron referencias conceptuales, relacionadas con la Plaza de San Fernando, próxima a la ubicación de lo que sería el hotel. En uno de estos grandes espacios, el frontal, se ubicaría el lobby del hotel, mirando en perspectiva, con dirección sur poniente, hacia el Paseo de la Reforma, a través de un gran ventanal.
En términos conceptuales el proyecto se planteó como una arquitectura racionalista, sistemática, funcional, de formas regulares, ordenadas modularmente, buscando claramente contrastes volumétricos y juegos de claroscuros, que resultaban como posibilidades formales expresivas. Se buscó originalmente que en las fachadas exteriores, tanto en el cuerpo bajo como en el alto, en sus partes ciegas, contaran con color y textura, experimentando constructivamente con prefabricados industrializados, modulares, que en su apariencia fueran cercanos a los tratamientos del barro rojizo. En algún momento de desarrollo del proyecto se propuso que la torre, desde el punto de vista estructural, fuera colgada en los extremos de cada planta tipo de cuartos, apoyando el resto del volumen solamente en el núcleo central que alojaría los elevadores, escaleras y servicios de cada piso, aludiendo a la distancia desde luego, al proyecto existente del edificio Celanese, del año 1968, del Arq. Ricardo Legorreta Vilchis. Finalmente los asesores estructurales, propusieron columnas perimetrales a la superficie en planta de la torre, por considerar riesgosa en términos sísmicos y de alto costo la alternativa del edificio colgado.
La obra se inició con el proyecto finalmente aprobado y su ritmo de ejecución corría con fluidez de acuerdo con lo programado, hasta que en 1982 surgió una crisis económica que afectó a todo el país y la obra fuera detenida esperando mejores tiempos para superar tal circunstancia. La afectación financiera al proyecto fue de tal magnitud, que terminó finalmente por abandonarse la idea de construir un hotel, con la construcción del edificio que mostraba avances importantes. Después de un tiempo otros inversionistas y otros arquitectos retomaron el proyecto y la construcción existente, pero ahora planteando un edificio de oficinas, tal y como se aprecia su presencia actualmente, en el nodo urbano del que ya se ha hecho referencia. Así las cosas el proyecto original de construir el Hotel Holiday Inn Caballito, pasó a formar parte de aquellos que identificamos coloquialmente como – lo que pudo haber sido y no fue -.
La experiencia en términos de proyectos de carácter hotelero para Sánchez Arquitectos y Asociados, se enriqueció mas adelante con otras tres oportunidades: la propuesta para un hotel en San Miguel Allende, Guanajuato, del año 1990, que terminó por construirse con otro proyecto distinto al original, la remodelación construida de un edificio patrimonial, que alojó el Hotel Colonial Plaza, del año 1993, ubicado próximo al Zócalo, en la Alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la ciudad de México y finalmente en el año 2020, fue inaugurado un proyecto terminado, considerando las propuestas originales, el Hotel Galería Plaza San Jerónimo, ubicado al sur de la ciudad de México, que cuenta con 151 cuartos y sus servicios correspondientes, sumando 27,929.00 m2 construidos. En la experiencia de la vida, todo suma…
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
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