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La trágica muerte de Bridget Driscoll: ¿conmemorar o celebrar?

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Por Iván de la Lanza y Saul Alveano

“Existen dos tipos de ciudades, las que a través de los sueños y las mutaciones siguen dando forma a los deseos; y aquellas en las que los deseos logran borrar la ciudad o son borrados por ella”

Las ciudades invisibles, Italo Calvino

Bridget Driscoll, de 44 años, cruzó caminando Dolphin Terrace, en los terrenos del Palacio de Cristal de Londres, cuando un vehículo motorizado la arrolló y la mató. Era  el 17 de agosto de 1897. A Bridget la acompañaban su hija adolescente, May, y una amiga, Elizabeth Murphy. Después de una investigación de cerca de seis horas, el jurado emitió su veredicto: se había tratado de muerte una accidental. Al respecto, el forense Percy Morrison dijo lo siguiente: “Espero que tal cosa nunca vuelva a ocurrir…”.

A partir de ese suceso, el mundo se unió con un sólo pensamiento: Caminar en la calle no debería ser motivo de muerte o accidente.

Hoy, a 121 años de la trágica muerte de Bridget Driscoll, cada año mueren más de un millón de personas alrededor del mundo en eventos relacionados con el tránsito vehicular; y entre 20 y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales, aunque muchos de ellos provocan discapacidades. Peatones, ciclistas y motociclistas, representan casi la mitad de las muertes causadas por eventos de tráfico vehicular, la principal causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) ha advertido que, de no aplicar medidas firmes para evitar este tipo de muertes, para 2030 los accidentes de tránsito serán la séptima causa de defunción a nivel mundial.

En México el panorama no es muy diferente, el Informe sobre la situación de la seguridad vial, México 2017 indica que los hechos de tránsito se encuentran entre las 10 principales causas de muerte en México, 16 mil 185 personas mueren al año por esta causa, de los cuales 65.4 por ciento son peatones, ciclistas y motociclistas. Los peatones concentran el mayor porcentaje de fallecimientos con un 44 por ciento, (7 mil 137 atropellamientos) y en los grupos de edad más vulnerables: niñas y niños de 0 a 9 años, y personas de 40 años y más. Para 2020 es estima un incremento del 20.7 por ciento (19 mil 536 defunciones por accidentes de tránsito en México).

¿Cómo se transportan los mexicanos?

Los diagnósticos arrojan una gran prevalencia de peatones y ciclistas en las ciudades mexicanas, los ciudadanos aún no han optado por el automóvil privado como medio principal de transporte: dos tercios de todos los viajes se realizan principalmente mediante algún tipo de transporte público, y los viajes de trabajo y escolares se realizan principalmente caminando, mayoritariamente por niños y adultos jóvenes, quienes para sus viajes más importantes, eligen al transporte activo por encima de los demás desplazamientos, ya sea porque todavía no pueden conducir, porque sus escuelas tienden a estar más cerca de sus hogares o porque su condición socieconómica no lo permite (INEGI, 2016).

La mayoría de los viajes tardan menos de 30 minutos (INEGI, 2015; INEGI, 2016), es decir que las ciudades mexicanas aún no son lo suficientemente grandes como para requerir grandes inversiones en transporte masivo; paradójicamente los modos motorizados de movilidad continúan acaparando la inversión en infraestructura y la estructura institucional de planificación urbana en México (SEDATU, 2014; Iracheta e Iracheta, 2014; ONU Hábitat, 2015; Niño y Mendívil, 2016; Aguirre Quezada, 2017; Medina, 2017).

No obstante, mientras que las grandes ciudades en el mundo están buscando alcanzar un mayor número de viajes a pie y en bicicleta, en conjunto con el transporte público, en México parece que no somos capaces de retener y atraer esta movilidad, ni de garantizar su principio básico, la integridad de física de las personas. La mayoría de los países de ingresos bajos y medianos, con altos índices de movilidad activa, agrupa aproximadamente a un 54 por ciento de los vehículos en el mundo, pero en ellos se produce más del 90 por ciento de las defunciones relacionadas con hechos viales, principalmente de peatones y ciclistas (OMS, 2017).

Garantizar la movilidad activa (principalmente caminar en las ciudades), es clave no sólo para la movilidad en sí sino para (más importante aún) el desarrollo  sustentable. Los mexicanos gastan en promedio un quinto de sus ingresos en  transporte (Gobierno de la República, 2013; ONU Habitat, 2015), lo que dificulta su desarrollo social y afecta su productividad.

 

Caminar y andar en bicicleta en las ciudades mexicanas

Cada vez son más las ciudades mexicanas que adoptan políticas para impulsar la movilidad activa y el transporte sostenible; actualmente el 50 por ciento de los planes integrales de movilidad urbana sustentable (PIMUS) en México, incluyen proyectos ciclistas, y el 30 por ciento incluye proyectos peatonales y de espacio público, de acuerdo con investigaciones realizadas por WRI México.

A pesar de esto, el transporte no motorizado en México es muy poco estudiado, no cuenta con fondos y frecuentemente es subestimado, por lo que en muchas ocasiones los mayores obstáculos que deben superar las políticas de transporte activo (para lograr caminar de manera segura en las ciudades) son la falta de información y las barreras institucionales y financieras.

WRI México, con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés), realiza actualmente una investigación que pueda dar claridad sobre el panorama de la movilidad no motorizada en ciudades mexicanas, la cual toma en cuenta no sólo las políticas públicas y las intervenciones, sino también la voluntad política, la integración de estas políticas entre sí y con otros programas, la capacidad de medir resultados a través de indicadores, los programas de apoyo, y otras variables como la movilidad infantil, y la capacidad financiera e institucional, entre otras.

La recientemente adoptada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha fijado una meta ambiciosa con respecto a la seguridad vial, que consiste en reducir a la mitad, para 2020, el número de defunciones y lesiones por accidentes de tránsito en todo el mundo (OMS 2018). México se ha sumado a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de la Secretaría de Salud Federal y el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA), implementado diversas intervenciones de seguridad vial, con base en el Plan Mundial para la prevención de accidentes de tránsito (STCONAPRA 2018). Sin embargo, de acuerdo con los diagnósticos y los escenarios tendenciales, las acciones parecen no ser suficientes, lo que aumenta el sentido de urgencia, firmeza y contundencia para abordar este tema de salud pública global.

Las buenas noticias son que varios países a nivel mundial han recorrido ya este camino con excelentes resultados, por lo que actualmente las ciudades tienen la oportunidad de aplicar acciones técnicas clave sobre seguridad vial, basadas en evidencia científica que permite incidir de manera más rápida y directa en el corto y en el largo plazo para reducir el número de muertes.

Una de estas acciones es el Sistema Seguro o Seguridad Sostenible (Sustainable Safety) en los Países Bajos, y Vision Zero en Suecia, que surgió hace poco más de 20 años y que comenzó a extenderse a otros países como Australia y ciudades en Estados Unidos, con un impulso cada vez más creciente y resultados muy positivos.

Este enfoque busca proveer de un sistema de transporte seguro a todos los usuarios de la vía, teniendo como prioridad reconocer la vulnerabilidad de las personas en cuanto a las lesiones graves causadas por hechos viales, y reconociendo también el error humano; la investigación arroja que los países que han aplicado el enfoque del sistema seguro han alcanzado la reducción más rápida de fatalidades en los últimos 20 años.

El enfoque de sistema seguro considera diferentes causas y la combinación de diferentes factores que provocan los hechos de tránsito: diseño deficiente de la infraestructura, la rápida expansión urbana y la falta de leyes de seguridad o su falta de aplicación; algunas de las acciones de este enfoque son las calles y carreteras   seguras, velocidades más bajas (acordes a la capacidad del ser humano de absorber la energía cinética), los vehículos seguros y los usuarios seguros; todos estos elementos deben abordarse con acciones técnicas específicas para reducir y eliminar los hechos de tránsito fatales y las lesiones graves.

WRI apoya a diferentes ciudades en el mundo para generar ambientes más seguros para todos los usuarios de la vía, enfocándose en las acciones de política pública que, fomentando la movilidad sustentable, protejan a los más vulnerables e incentiven una movilidad segura con programas y proyectos enfocados principalmente a infraestructura, gestión de datos, investigación, capacitación y entrenamiento.

Como parte de estos esfuerzos, este 17 de agosto la Autoridad del Espacio Público, con el apoyo del Laboratorio para la Ciudad y WRI México, llevará a cabo la conmemoración del #díadelpeatónCDMX, a través del rediseño urbano e intervenciones temporales y rutas peatonales en la intersección de Avenida México y la Calle Madrid, en la Delegación Coyoacán de la Ciudad de México.

El evento se celebrará de las 9:00 a las 18:00 horas, con una serie actividades e intervenciones de urbanismo táctico, que buscan manifestar y sensibilizar sobre la importancia de diseñar ciudades que garanticen la seguridad de todos, con un enfoque en los más vulnerables: los seres humanos que andamos a pie.

 

Iván de la Lanza, gerente de movilidad activa de @WRIMexico (@lanzalsa) 

Saul Alveano, gerente de seguridad vial de @WRIMexico (@SaulAlveano

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Redacción Centro Urbano


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