Por Gustavo López Padilla*
La Península de Baja California, ubicada al noroeste del territorio de la República Mexicana, que cuenta con una superficie de 143,396.00 km2, 1250 km de longitud y una anchura que varía entre 40 km y 320 km, es una zona privilegiada que dispone de 1380 km de litoral, 740 de ellos dando frente al Océano Pacífico y 640 km por el interior del Golfo de California, formando parte del llamado Mar de Cortés. Para el lugar, entre sus principales vocaciones económicas, la del turismo es una de las más importantes, dada la hermosura de sus paisajes naturales, tanto los vinculados a lo marino, como los que tienen que ver con los recursos ubicados en tierra firme, incluyendo desde luego su rica flora y fauna. Su promedio de temperatura anual oscila entre los 18 y 20 grados centígrados, con temporadas largas que datan 30 grados. Su cercanía territorial con la frontera de los Estados Unidos de Norteamérica, la hacen un lugar atractivo para ser visitado por los turistas de aquella nación, pero se incluyen además importantes poblaciones que viajan desde Canadá y otros lugares del mundo. Se llega naturalmente al lugar a través de viajes en avión y por tierra recorriendo el curso longitudinal de la carretera transpeninsular o acercándose previamente a puertos como Mazatlán, para luego hacer una travesía en transbordador, hasta alcanzar el territorio de la Paz. Pero existe también, otro importante turismo que recorre sobretodo los litorales de Baja California, que lo hacen utilizando veleros o medianas embarcaciones, mismas que a lo largo de su recorrido, en ocasiones van haciendo base en diferentes localidades, tanto por el lado del Pacífico, como por el de el Golfo de California.
Dadas las ideas anteriores se planteó a través de FONATUR, en los primeros años del 2000, para mejorar las condiciones de confort de las travesías marítimas a lo largo de los litorales de la Península de Baja California, desarrollar un proyecto, que debía ser ubicado en las principales localidades de los recorridos realizados con veleros, de tal suerte que los turistas visitantes pudieran hacer un alto en el camino, descansar, pernoctar, bajar a tierra firme, poder comer o abastecerse de comestibles, además de contar con abastecimiento de gasolina, servicios de reparación y mantenimiento, relacionados con sus embarcaciones de viaje. Para el efecto, se planteó entonces el proyecto que se denominó Escala Náutica, entendido como un prototipo, que pudiera replicarse con los ajustes necesarios de las particularidades de cada localidad, a todo lo largo de los recorridos por lo litorales de la península.
El proyecto en cuestión, le fue encargado al equipo Sánchez Arquitectos y Asociados, constituido por Luís Sánchez Renero, Félix Sánchez Aguilar, Gustavo López Padilla, Fernando Mota Fernández y Raúl González Martínez, contando con la colaboración de Citlali Ovando González y Joel Damián Villa. Está ubicado en la localidad de La Paz, en Baja California Sur, dando frente al Mar de Cortés y fue inaugurado en el año 2006. El programa requerido fue una zona de embarcadero, un conjunto de edificios que alojaran servicios administrativos, locales comerciales, restaurante, bar, zonas de terrazas semi La estructura metálica, atornillada, recibió particularmente tratamientos para afrontar la condición salina del ambiente en la localidad.cubiertas para descanso y convivencia de los viajeros, alberca, asoleadero y servicios generales complementarios. Lo anterior debía contar además con un pequeño malecón, marina seca, gasolinera, talleres de mantenimiento y reparación de embarcaciones. El área construida es de 1400 m2.
El proyecto fue planteado conceptualmente, como la reinterpretación edificada de la imagen de un crucero, implicando en ello su volumen alto de mando, pórtico deambulatorio y terrazas altas abiertas comunitarias para admirar el paisaje. El diseño fue resuelto sistemáticamente, a partir de formas geométricas simples, regulares, ordenando todos sus componentes a través de criterios modulares, tomando en cuenta su producción industrial, sobretodo lo que tiene que ver con las unidades metálicas, que constituyen la mayoría de sus elementos constructivos, incluyendo estructura y terminados de fachada. La estructura metálica, atornillada, recibió particularmente tratamientos para afrontar la condición salina del ambiente en la localidad. El resultado proyectual de la Escala Náutica, se asocia con una arquitectura racional, tendiendo a la abstracción minimalista, incluyendo también un conjunto de detalles, sobre todo en lo que tiene que ver con sus conexiones estructurales, relacionado lo anterior con criterios high tech; conjunto de conceptos, que han acompañado una buena parte de los proyectos realizados por este grupo de diseño.
Cuatro volúmenes de planta cuadrada, uno de ellos de tres niveles, otro mas de dos y los restantes de un solo nivel, enlazados por un pórtico y terraza superior constituyen el conjunto, alojando el programa arquitectónico solicitado, creando una fachada generosa, que muestra su presencia serena y discreta, dando frente a la zona del embarcadero. El malecón cuenta con palmeras, a lo que se suman entre las edificaciones, pequeños jardines con vegetaciones bajas naturales a la región y una zona pedregosa que limita el lugar en desnivel, en relación al cuerpo de agua principal en el sitio. Tonos verdes suaves y grises, constituyen la cromática del conjunto en sus fachadas, sumando a lo anterior la presencia de tratamientos de madera en pisos, en las terrazas superiores.
Han pasado poco más de quince años desde su inauguración a la fecha y recientemente el Arq. Luís Sánchez Renero ha tenido la oportunidad de visitar de nueva cuenta la Escala Náutica, en La Paz Baja California Sur y comprobar su positiva apreciación por parte de visitantes turistas y la comunidad de la localidad, que opera y disfruta también del lugar. Además pudo valorar sus buenas condiciones actuales de presencia urbana, arquitectónica y de mantenimiento. La arquitectura para aspirar a la trascendencia, debe superar el juicio del tiempo. En este sentido también, como arquitectos es importante visitar las obras realizadas a lo largo del ejercicio profesional con una cierta regularidad y valorar su apreciación social, rendimiento económico, funcionalidad y comportamiento material en el tiempo, convirtiéndose lo anterior en una importante fuente de retroalimentación, conceptual, proyectual, constructiva y con ello poder reencauzar razonadamente, las nuevas oportunidades de diseño en el presente y futuro inmediatos.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto