Por Caterine Castillo*
Los números son contundentes: los equipos fundadores femeninos recibieron el 1.9% del capital recaudado en Latinoamérica en 2022, mientras que los equipos formados sólo por hombres recibieron el 76.2% según los datos más recientes de PitchBook. Ellos obtuvieron 13,000 millones de dólares en fondos, más de tres veces de lo recibido por equipos con mujeres fundadoras, según datos de Harlem Capital.
La realidad del día a día también es innegable: veo pocas mujeres en mi labor cotidiana, en la relación que tengo con colegas y clientes, tal vez solo el 10% de esas interacciones son con mujeres.
Pero también otro factor es seguro: había escuchado que era difícil emprender en la industria tecnológica y de bienes raíces –ambas con un predominio masculino– pero como mujer emprendedora en la industria proptech me he encontrado cada vez con mayor apertura y potencial para hacer negocios en un ambiente usualmente dominado por hombres.
A veces como mujeres solemos ser tímidas, temerosas y tenemos aversión al riesgo, pero cuando decides formar parte del mercado y llegas a él con la tranquilidad y la seguridad que te dan tus habilidades y capacidades, el propio mercado se muestra muy receptivo. Si bien todavía existen muchas barreras por derribar, cada vez hay más conciencia del rol femenino en los negocios y de su impacto en la generación de empresas exitosas.
Como género, somos mucho más que ternura y dulzura, tenemos ideas increíbles y todo el potencial para convertirnos en grandes empresarias. Nuestro enfoque en los negocios tiende a buscar la máxima rentabilidad con productos o servicios de excelencia. Por fortuna, hemos demostrado que sabemos crear empresas que generan mucho dinero: de acuerdo con cifras de Boston Consulting Group, por cada dólar de financiación, las startups fundadas por mujeres generan 78 centavos, mientras que las creadas por hombres generan 31 centavos.
En mi opinión, la brecha de inversión es uno de los principales retos que tenemos a futuro; claramente el acceso a capital de fondeo hace más difícil demostrar que tienes una buena idea y que puedes construir un negocio rentable desarrollándola.
La credibilidad y la autoconfianza son otros dos grandes desafíos, ya que a menudo se subestima lo que una mujer puede hacer. Hay que esforzarse al doble para demostrar que sabes de tecnología y que conoces tu industria. Hasta que lo logras, tus opiniones empiezan a ser válidas y relevantes. Desafortunadamente, necesitamos dar un esfuerzo extra para ganarnos eso, para probar que tenemos altas capacidades creativas, financieras y de innovación. Y esto aplica tanto en la creación y dirección de una empresa, como en lo referente a los consejos de administración. En Europa, la representación de mujeres en los consejos administrativos es de 40%, mientras en México no alcanza el 10%. En este terreno tenemos muchas áreas de oportunidad todavía.
Desde mi perspectiva, el ecosistema emprendedor es mucho más abierto que antes y necesitamos aprovechar este momento histórico. Como cofundadora y CEO de una startup en la industria inmobiliaria, estoy convencida de que nos hace falta conocer más historias de éxito y hacer eco de las mismas. Las niñas de hoy necesitan tener modelos a seguir que las inspiren. Gracias a los avances culturales, académicos y tecnológicos, en la actualidad saben que pueden soñar con llegar al espacio, tal como lo hizo Katya Echazarreta la astronauta mexicana, porque ya otra chica pudo lograr esa ‘hazaña’. Lo imposible es cada vez más asequible.
Querer llegar más lejos cada vez no es producto del azar, visibilizar el éxito femenino en cada industria es clave para sembrar en más niñas y mujeres el deseo de pertenecer a una generación cada vez más fuerte, independiente y comprometida con la sociedad y su evolución.
Desde luego, fomentar la participación de más mujeres en consejos directivos y de administración también es primordial, pues una perspectiva distinta siempre aporta valor en la mesa y enriquece la toma de decisiones.
A medida que somos conscientes del sesgo de género que existe en la industria, adquirimos la responsabilidad de generar un cambio y poner nuestro granito de arena a través de la mentoría u otros procesos que ayuden al crecimiento de más mujeres en todos los niveles jerárquicos.
El camino no es fácil, pero el recordatorio que hago a cada mujer que me pregunta si es buena idea ‘dar el gran salto’ de emprender o simplemente de hacer las cosas distintas para perseguir un sueño es que las barreras se las pone una misma, si crees que va a ser imposible o muy difícil porque eso dice todo el mundo, será muy complicado llegar, incluso empezar.
Sin embargo, cuando realmente confías en tus capacidades y emprendes el camino, te das cuenta de que sí se puede y que el mercado está lleno de oportunidades esperando ser aprovechadas. Mucho se trata de quitar límites que a menudo nos ponemos o que pensamos que existen pero no es así, creer en ti y en lo que puedes lograr es fundamental para materializar una idea, crear tu propia compañía y revolucionar la industria. ¿Cuál es el límite? Eso lo decides tú.
Caterine Castillo
Cofundadora y CEO de Neivor
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